La intervención humana es la que determina si una obra es elegible para tener derechos de autor
La Oficina de Derechos de Autor de Estados Unidos ha publicado la segunda parte de su informe sobre inteligencia artificial (IA), abriendo la posibilidad de otorgar derechos de autor a obras creadas con herramientas de IA generativa. Tras analizar más de 10,000 comentarios y casi un año de investigación, la Oficina ha concluido que las obras generadas por IA pueden ser protegidas por derechos de autor solo cuando un autor humano haya añadido suficientes elementos expresivos en la creación. Esto incluye situaciones en las que una obra creada por un humano es perceptible en la salida de la IA, o cuando una persona realiza arreglos o modificaciones creativas en el resultado generado por la IA. Sin embargo, la simple provisión de indicaciones o «prompts» no es suficiente para reclamar derechos de autor.
La simple provisión de indicaciones o «prompts» no es suficiente para reclamar derechos de autor
La Oficina ha comparado las indicaciones proporcionadas a la IA con instrucciones dadas a un artista encargado de una obra: aunque se puede especificar lo que se desea, es la máquina la que determina cómo se implementan esas instrucciones en su salida. Por ejemplo, si un usuario le pide a una tecnología de generación de texto que «escriba un poema sobre la ley de derechos de autor al estilo de William Shakespeare«, puede esperar que el sistema genere un texto que sea reconocible como un poema, mencione el tema de los derechos de autor y se asemeje al estilo de Shakespeare. Sin embargo, la tecnología decidirá el patrón de rima, las palabras en cada línea y la estructura del texto. Cuando una tecnología de IA determina los elementos expresivos de su salida, el material generado no es producto de la autoría humana y, por lo tanto, no está protegido por derechos de autor.
Cuando una tecnología de IA determina los elementos expresivos de su salida, el material generado no es producto de la autoría humana y, por lo tanto, no está protegido por derechos de autor.
En la práctica, esto significa que las salidas brutas de herramientas como ChatGPT o Midjourney no son elegibles para protección de derechos de autor. Sin embargo, si un humano edita sustancialmente una historia generada por IA, añadiendo su propia creatividad, o incorpora elementos de IA en una obra original más amplia, esas contribuciones pueden ser protegidas. Por ejemplo, películas que utilizan efectos especiales generados por IA pueden ser protegidas en su totalidad, al igual que la edición de múltiples clips generados por IA en una nueva obra, como un cortometraje.
Este enfoque se alinea con decisiones anteriores de la Oficina de Derechos de Autor. En febrero de 2023, la Oficina revocó parcialmente la protección de derechos de autor de la novela gráfica «Zarya of the Dawn» de Kris Kashtanova, argumentando que las imágenes generadas por IA no eran elegibles para protección, aunque el texto y la disposición sí lo eran.
La reciente decisión subraya la importancia de la intervención humana en el proceso creativo para que una obra sea elegible para protección de derechos de autor. Aunque la IA puede servir como una herramienta valiosa, es la aportación creativa humana la que determina la elegibilidad para la protección legal.
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