En Japón, la IA ha llegado a los supermercados con una misión muy particular: medir la sonrisa de los empleados para asegurar una mejor experiencia del cliente. Diversas cadenas de supermercados están implementando sistemas de IA que evalúan la calidad de la atención a través del análisis de las expresiones faciales de sus trabajadores.
La IA mide la autenticidad de las sonrisas
La empresa de tecnología Neosmart AI ha desarrollado un sistema de IA diseñado específicamente para monitorear y analizar las sonrisas de los empleados en tiempo real. Este sistema utiliza cámaras integradas y algoritmos de reconocimiento facial para evaluar la cordialidad y el nivel de satisfacción que los empleados transmiten a los clientes. Según Neosmart AI, la iniciativa busca garantizar que los consumidores se sientan bienvenidos y satisfechos durante su experiencia de compra.
Este tipo de tecnología no solo mide la frecuencia de las sonrisas, sino también su autenticidad y duración. La IA puede diferenciar entre una sonrisa genuina y una forzada, lo que permite a los gerentes de la tienda proporcionar consejos más precisos a sus empleados sobre cómo pueden mejorar su interacción con los clientes.
Una tendencia en crecimiento
Esta iniciativa ha ganado popularidad en Japón, donde la cultura del servicio al cliente es particularmente exigente. La implementación de estos sistemas de IA responde a la creciente demanda de experiencias de compra más personalizadas y satisfactorias.
Además, la compañía ha señalado que la tecnología no solo beneficia a los clientes, sino también a los empleados, quienes reciben una formación más específica y orientada a mejorar sus habilidades interpersonales. La retroalimentación proporcionada por la IA ayuda a los empleados a comprender mejor cómo sus interacciones impactan en la experiencia del cliente, promoviendo un ambiente de trabajo más positivo y colaborativo.
Una medida controvertida
A pesar de los beneficios que la tecnología de IA puede ofrecer, su implementación no está exenta de controversia. Algunos críticos argumentan que el uso de IA para monitorear las expresiones faciales de los empleados puede invadir su privacidad y generar un entorno de trabajo estresante. La constante supervisión puede provocar ansiedad en los trabajadores, quienes podrían sentirse presionados a mantener una actitud alegre de manera artificial. No obstante, las empresas que han adoptado esta tecnología aseguran que se han tomado medidas para garantizar la privacidad y el bienestar de sus empleados.
Otros casos de uso
Algunas empresas ya están trabajando en el uso de esta tecnología para mejorar las métricas del contenido audiovisual. Por ejemplo, la cámara del móvil podría leer las reacciones de un espectador mientras visualiza una serie de Netflix. Colocadas en un cine, las cámaras también podrían obtener datos cualitativos sobre la acogida de un nuevo actor o las tramas que enganchan más o menos al público.
En el metro de Londres, Amazon experimentó con una nueva tecnología de reconocimiento facial para determinar el estado anímico de los pasajeros. De esta forma, se podrían personalizar mejor los anuncios teniendo en cuenta el perfil de los viajeros. Estas nuevas formas de ‘leer’ el estado anímico de los usuarios no están exentas de polémica, ya que podrían constituir una intromisión en la intimidad de las personas.
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