Simular el cerebro humano ha sido una aspiración constante en la ciencia, no solo por su complejidad estructural, sino también por su eficiencia energética y capacidad de adaptación. Con aproximadamente 86.000 millones de neuronas interconectadas en un órgano de 1,4 kg, el cerebro representa un modelo de procesamiento de información que supera con creces las capacidades de las máquinas actuales.
En este contexto, la startup suiza Inait, fundada en 2018, ha establecido una colaboración con Microsoft para desarrollar modelos de inteligencia artificial (IA) que emulen el razonamiento de los mamíferos. La alianza busca aplicar estos modelos en sectores como las finanzas y la robótica, áreas donde la adaptabilidad y la toma de decisiones en entornos complejos son cruciales.
La tecnología de Inait se basa en dos décadas de investigación en neurociencia digital, financiada por el gobierno suizo. Este enfoque permite que sus modelos de IA aprendan de experiencias reales, a diferencia de los sistemas tradicionales que dependen de correlaciones en datos preexistentes.
La colaboración con Microsoft proporcionará la infraestructura necesaria para escalar estas soluciones a nivel global. En el sector financiero, se espera desarrollar algoritmos de trading avanzados y herramientas de gestión de riesgos. En robótica, la meta es crear máquinas industriales más adaptables a entornos dinámicos y complejos. Adir Ron, director de IA y nube para startups en Microsoft, señala que Inait está «pionera en un nuevo paradigma de IA», avanzando hacia cerebros digitales capaces de una verdadera cognición.
Henry Markram, cofundador de Inait y reconocido por su liderazgo en proyectos como el Blue Brain y el Human Brain Project, resalta que los modelos de IA basados en simulaciones cerebrales podrían aprender más rápidamente y consumir menos energía que los sistemas actuales de aprendizaje profundo. Esto representaría una ventaja significativa en términos de eficiencia y sostenibilidad.
No obstante, la complejidad inherente del cerebro humano plantea desafíos monumentales. Anteriormente, proyectos como el Human Brain Project, también liderado por Markram, enfrentaron críticas por la dificultad de replicar fielmente las funciones cerebrales en sistemas artificiales. A pesar de estos retos, la colaboración entre Inait y Microsoft refleja una tendencia creciente hacia la integración de principios neurobiológicos en el desarrollo de tecnologías de IA, buscando emular la adaptabilidad y eficiencia del cerebro humano.
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