Soy un prompt.
Ya estamos todos y gracias por venir, ¿qué porras significa eso?
Pues que soy un prompt. Nada más.
Si por lo menos fueses una leyenda… me darías alegrías a lo Will Smith. Dices «Soy leyenda». Y ya te veo solo en una ciudad invadida por la maleza, las buganvillas y las lianas y donde crecen hierbajos en todas las grietas del asfalto con margaritas ocasionales. Y con zombis y bicharracos. Dices: «Soy un prompt» y ya estás haciendo el ridículo. O el chorris. Ahora, ¿qué? Me cuentas una milonga sobre IA o alguna listeza pedantorra de que los prompts son lenguaje natural descafeinado para cápsulas Mespresso, o compatibles, que es más barato; fíjate que todo es barato hoy. Es una palabra prohibida cuando no puedes asegurar que sea «económicamente interesante»; esto es, eres una rebaja. Di: «soy una rebaja», «soy un saldo». Es que me cansas. Se acabó.
No era tan tan fácil. Podemos ser una creación para la que alguien haya escrito lo que somos, cada célula, cada detalle que nos haga iguales o diferentes en un prompt inmenso y exhaustivo.
Mira, no lo arreglas; si el mapa de un ser humano es tan grande como el territorio, es un ser humano tal cual, que ocupa lo que un ser humano y hace lo que hace, piensa y siente ese ser humano para todos. No tiene sentido tu superprompt o, mejor, megaprompt, o gigaprompt o Teraprompt. El simulacro deja de ser simulacro cuando ocupa todo el territorio de lo representado.
Pues tal cual, Borges. No hay jardines que se bifurquen, no hay nada, ni un detalle de la existencia de un ser humano que puedas olvidar. Si obvias algo, ya no sería ese ser, sería otro, con un fallo, como un Alzheimer selectivo o una copia burda. Un churro.
Pero nadie conoce a otro tanto. Si de la mayor parte de la gente conocemos un retazo mal interpretado y peor representado. Si casi todos resumiríamos a un conocido en 4 líneas que no serían ni un prompt para hacer un dibujo animado. Somos teraignorantes.
Aunque sea japonés. Mira que son muy sofisticados.
No; especialmente si son japoneses. Estos te fabrican un cosplayer que es una persona de dibujos animados, pero real.
Ya. Con la realidad hemos topado, Sancho.
No me llames Sancho, que tú estás más gordo.
No, si lo que quería decir es: ¿Qué es real?
Toma ya, gracias por venir, pues real es esto.
Pues no; esto son palabras en una pantalla.
Pero para nosotros es real. Bueno, real como un prompt. Que luego vaya a saber usted qué realidad te cuenta una IA.
La IA contará lo que haya leído de nosotros.
Pues entonces, es real.
Eso no es de recibo. No creo que nuestras producciones sean reales como la realidad de verdad. Lo real es lo que hacemos de verdad, ya ves. Lo real es lo que pasa cuando ya no tiene marcha atrás. Lo que es el caso.
Como Wittgenstein, la que faltaba. ¿Por qué no te callas? Vives tu verdad.
No vivo, en realidad, como si fuese de verdad.
Pues eres un prompt. Lo que pasa es que no te usas con la IA. Te usas con la realidad.
Qué prompt ni qué niño muerto. Soy una persona inoculada en esta realidad.
Zombi, más que zombi. Si ves una peli, sabes que no es real. Nadie llama a la policía cuando ve un asesinato en una peli. Pues esto, igual. Hay cosas que sabes que son reales y otras que no, aunque finjas que sí. Es cuestión de umbrales, pasar de la luz a las sombras.
Eso sí. Me he pasado la vida en las sombras, viendo películas que no son reales. Creía que la ficción nos vacunaba de la realidad.
Confundir datos con opiniones es tu punto débil. No me extraña que no disfrutes. Elaboras demasiado. Fíjate; llegó el verano y sus calores. Si eres un prompt, eres un prompt sudado.
El sudor es real, noto un montón de gotas y humedades que no son elegantes. ¿Quién dice qué que sea real? ¿Una IA que dice lo que puede pegar con palabras o esta pantalla que te hace olvidar lo real?
Tú también eres un prompt. Hasta ahora, dices tontunas, ahora te voy a hacer un prompt que seas tú…
Ahh. ¿Sí? Prompteame, a ver.
A leer.
¿Qué?
Umppf. No me sale. Uy, uy, uy, ¡cuidado! ¡Detrás de ti!
Responsable de investigación y desarrollo en el Instituto RTVE
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Opinión
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