Durante tres décadas, un pequeño archivo de texto ha mantenido a Internet alejado del caos. Conocido como robots.txt, este archivo permite a los propietarios de sitios web indicar qué motores de búsqueda pueden indexar su sitio y qué proyectos de archivo pueden guardar una versión de su página. Según este artículo de The Verge, ha funcionado como un acuerdo de caballeros entre los pioneros de Internet, una especie de mini constitución escrita en código que establece quién está permitido y quién no en el vasto mundo de la web.
Sin embargo, la llegada de compañías de inteligencia artificial (IA) con un apetito insaciable por datos ha comenzado a desmoronar este acuerdo. Estas empresas buscan construir enormes conjuntos de datos de entrenamiento para desarrollar modelos y productos que a menudo no reconocen la fuente original de la información. La situación se complica aún más por el hecho de que el software de IA cambia con el tiempo, lo que requiere un monitoreo continuo por parte de entidades reguladoras como la FDA, que hasta ahora no ha podido mantenerse al día con estas tecnologías en constante evolución.
El tradicional archivo robots.txt enfrenta nuevos desafíos con la llegada de compañías de IA que buscan datos masivos, poniendo a prueba el contrato social básico de la web.
El presidente Joe Biden ha prometido una respuesta rápida y coordinada de las agencias gubernamentales para garantizar la seguridad y eficacia de la IA, pero la falta de recursos sigue siendo un obstáculo importante. La FDA ha expresado su deseo de más autoridad para solicitar datos de rendimiento de la IA y establecer salvaguardias más específicas para los algoritmos, más allá de su marco de evaluación de riesgos tradicional para medicamentos y dispositivos médicos.
La situación actual pone de manifiesto la necesidad de una regulación más sólida y recursos adicionales para las agencias encargadas de supervisar la integración de la IA en sectores críticos como la atención médica. A medida que avanzamos hacia un futuro cada vez más digitalizado, es crucial encontrar un equilibrio que permita la innovación sin comprometer la seguridad y la privacidad de los usuarios.
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