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Montserrat Rigall nos contagia su entusiasmo por la experimentación desde el primer minuto: «Animo a todos a usar la IA y a ponerla al límite, a criticarla si hace falta, pero no a girarnos en contra», ya que «en el futuro, la IA no te va a quitar el trabajo, pero alguien que la sepa usar sí».

Con esta declaración de principios, comenzará una conversación en la que abordaremos las posibilidades y riesgos de la IA en el audiovisual. Siempre desde un punto de vista crítico, necesario para abordar el tema.

Rigall es periodista de RTVE especializada en inteligencia artificial y está investigando en la universidad las posibilidades que pueden abrir estas tecnologías.


Para Rigall, «el contacto visual es necesario en el periodismo» y los estudios de radio o televisión todavía no han muerto. Aún así, la tecnología puede llegar a donde no podemos los humanos y confiesa que los hologramas serán una solución viable en situaciones en que los interlocutores estén a mucha distancia: «Otra cosa es que queramos avatares en lugar de presentadores, yo creo que no estamos en este escenario».

Rigall defiende el trabajo periodístico a capa y espada y cree que «no tiene por qué desaparecer si lo que queremos es información contrastada y veraz». El terreno en el que la IA nos ayudará será en la automatización de «trabajos aburridos que hacíamos los periodistas hasta el momento, y [nos permitirá] dedicar nuestro tiempo a la investigación, a temas quizá más profundos».

La creatividad es humana

La creatividad es uno de los aspectos que nos diferencia de los modelos de lenguaje. «Los algoritmos están diseñados para dar información que ya existe previamente, pero las ideas originales no los da la máquina», defiende la periodista, así que «podemos estar tranquilos» como periodistas.

«[A los modelos de lenguaje] Se les está acabando la información y van a necesitar contenidos nuevos», explica Rigall sobre el proceso de aprendizaje de la IA. Y la prueba es que OpenAI está llegando a acuerdos con diferentes medios de comunicación para la cesión de contenidos.

Otro aspecto en el que la tecnología puede mejorar el periodismo es en la personalización de la información. En RTVE ya se ha trabajado en la realización de artículos sobre el resultado de las elecciones catalanas en pueblos de menos de 1.000 habitantes.

Transparencia en la información

«¿Qué hay detrás de Google o OpenAI?», se pregunta la periodista. Y es que, en los medios tradicionales, sabemos en todo momento la línea editorial o los propietarios. En cambio, no queda del todo claro quién jerarquiza la información y qué se prioriza en los diferentes modelos de lenguaje: «El algoritmo ha sido diseñado para priorizar y estructurar la información», y en este sentido es esencial exigir transparencia.

Respecto a Sora, Rigall admite que la calidad que muestra en las pruebas «es excelente» y, en este sentido, pide que haya «transparencia» por parte de la industria audiovisual: «Que nos digan en todo momento qué planos se generan con IA».

Peligros

Entre los aspectos negativos de la IA, Rigall explica cómo han habido casos de clonación de voz y suplantación de identidad entre los profesionales de RTVE. En estos casos, avisan a asesoría jurídica para defenderse, lo que «funciona ipso facto».

Sobre la pérdida de confianza en los vídeos como prueba sólida, Rigall defiende que «si la fuente informativa te convence, debes confiar en este medio de comunicación». Al final existen profesionales que contrastan la información. En este sentido, RTVE ha participado en el proyecto IVERES, con el que han desarrollado herramientas para contrastar vídeos, audios y fotografías.

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