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(Paréntesis)

Meta lleva una década desarrollándolas y pesan menos de 100 gramos

Los que la han probado destacan su innovadora pulsera de control, capaz de interpretar los gestos del usuario

Las nuevas Orion presentadas por Meta la semana pasada sorprenden por varias razones. Aunque Snapchat se adelantó presentando su sistema de realidad aumentada, la opción de Zuckerberg parece estar más madura. De entrada, incorporan una pulsera ‘neuronal’ que permite controlar las gafas es capaz de ‘leer’ los movimientos de la mano y de los dedos, algo que no se había visto hasta ahora. ¿Será este el nuevo ‘ratón’ que controlará las experiencias aumentadas? El sistema dispone de sensores EGM, un procesador y un motor háptico. Todos estos elementos permiten controlar las gafas sin necesidad de cámaras de seguimiento de gestos –como las que incorporan las Vision Pro de Apple.

Otro aspecto que será clave si la intención es su adopción masiva es la ergonomía. Las gafas pesan menos de 100 gramos, todo un hito si tenemos en cuenta que el modelo de Apple supera los 600. El sistema de visualización también es muy diferente: en lugar de mirar una pantalla que reproduce el mundo real (y los gráficos por encima), los vidrios dejan ver la realidad y unos proyectores son los que emiten luz dirigida a nanoestructuras 3D grabadas en las lentes. De esta forma, todo lo virtual queda más integrado en el entorno, aislando menos al usuario.

El campo de visión es de 70 grados, mucho mejor que el de las Spectacles, que cuentan con un ángulo de 45 grados. Orion está diseñado para integrarse con la IA generativa, como se muestra en la demostración de Meta, en la que se identifican ingredientes para un smoothie y se genera las instrucciones de la receta en tiempo real. Todo ello abriría un mundo de posibilidades en el que la IA estaría cada vez más presente en el mundo real a través de estas capas digitales. 

Lo que queda por mejorar

Uno de los aspectos a tener en cuenta es el precio: cuesta unos 10.000 dólares producirlas. Aunque se trata de un prototipo, parece ser que el precio podría ser un inconveniente a la hora de convertirlas en un producto de consumo. Las gafas están hechas con carburo de silicio, un material que es muy caro, aunque más resistente y duradero que otros. Además, la tecnología holográfica (proyectores diminutos, las nanoestructuras 3D, los sensores…) es todavía muy cara de producir. Otro aspecto es la resolución, que puede mejorar mucho, aunque se trata de una primera versión. En función de lo cómodas que sean en este sentido, también los usuarios querrán usarlas durante más tiempo.

El gran reto: convencer a los desarrolladores

Y al final, la clave es que los desarrolladores encuentren en estas gafas un banco de pruebas sólido para desarrollar su tecnología y aplicaciones. De momento, el hecho de contar con la integración de la IA de Meta ya es un punto de partida interesante (respecto a las Spectacles). La tecnológica es un gran gigante que dispone de contactos y experiencia previa desarrollando integraciones de este tipo, aunque es la primera vez que afronta el reto de crear un ‘hardware’. Pero recordemos que esto no lo es todo: Apple lleva meses intentando convencer a la industria de Hollywood para que produzca contenidos en su nuevo formato, el Apple Immersive Video. De todos estos aspectos dependerá el éxito del producto o el fracaso al más puro estilo Google Glass.

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