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La versión gratuita de la IA de Elon Musk genera debate por la ausencia de límites

Si hay algo que haya podido eclipsar parcialmente el calendario de adviento de OpenAI sin duda ha sido la liberación de la versión gratuita de Grok. Si hasta este momento solo los usuarios de pago podían generar imágenes sin límites, ahora la creatividad está al alcance de cualquiera. Y el resultado es el esperado: una avalancha de deepfakes de políticos y celebridades.

Por ejemplo, algunos usuarios han querido reconciliar a políticos antagónicos, generando una imagen de Isabel Díaz Ayuso besando al presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez. Otros han generado a Putin jugando una partida de ajedrez. Las posibilidades, infinitas. Ya se vio con el lanzamiento de Grok para usuarios de pago, pero ahora este servicio ya está disponible para todo el mundo.

Este particular experimento de Elon Musk ha despertado también un gran debate entre los que consideran que la IA debe tener ‘guardarraíles’, es decir, filtros que eviten la generación de imágenes de personajes conocidos, y los que defienden la libertad en su más amplia expresión. Entre estos últimos, algunos dibujan un paralelismo entre este tipo de creaciones y los ‘memes’ a los que ya estamos acostumbrados: ¿Cuál es la diferencia entre un montaje con Photoshop y la IA?

En el otro extremo, los defensores de los límites éticos, consideran que la generación de imágenes con IA está avanzando tan rápidamente que pronto tendremos dificultades para diferenciar lo que es cierto de lo que no. Y ahí, de nuevo, la importancia de regular y marcar los límites de lo que se puede hacer con IA.

La desinformación y las elecciones

Y la pregunta de fondo: ¿Realmente los deepfakes pueden alterar el resultado de unas elecciones? Más allá de lo creíbles que sean, el humor es una gran arma política, como ya apuntó Miquel Pellicer en una entrevista concedida a Paréntesis MEDia con motivo de las elecciones de EE.UU. Y la herramienta de generación de memes que es Grok tiene el potencial de ‘inundar’ la red con imágenes creadas con IA. Todo ello sumado a un algoritmo que favorezca a este tipo de contenido, podría emborronar todavía más el debate público. Pero eso ya forma parte del ámbito académico, donde deberá estudiarse cómo afectara la IA de imágenes a nuestra comprensión del mundo que nos rodea.

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