La exdirectora de tecnología de OpenAI, Mira Murati, está en conversaciones para lograr financiación para su startup de IA, Thinking Machines Lab. El proyecto, aún sin un producto claro en el mercado, se perfila como uno de los más prometedores del sector, al punto de que ya se encuentra en conversaciones para levantar una ronda de financiación inicial que podría alcanzar los 2.000 millones de dólares. De concretarse, se trataría de una de las rondas “semilla” más grandes en la historia del capital de riesgo.
Thinking Machines Lab ha captado la atención de gigantes del venture capital, entre ellos Andreessen Horowitz (a16z), que, según Reuters, estaría interesado en liderar la inversión. Además, Sequoia Capital también está en conversaciones para participar en esta ronda de financiamiento. La magnitud de la cifra es llamativa no solo por la cantidad, sino porque refleja la enorme confianza depositada en Murati y su equipo, compuesto en gran parte por extrabajadores de OpenAI y Google DeepMind.
La propuesta de Murati es ambiciosa: construir sistemas de IA más comprensibles, personalizables y capaces que los actuales. Aunque la empresa ha sido cauta respecto a sus productos concretos, ha adelantado que su enfoque estará en herramientas que permitan a la IA colaborar con humanos en lugar de reemplazarlos, una visión que busca desmarcarse de los modelos autónomos dominantes.
La fuga de trabajadores de OpenAI
Parte del atractivo de Thinking Machines Lab radica en su equipo fundador. John Schulman, cofundador de OpenAI, ocupa el cargo de científico jefe, mientras que Barret Zoph, otro exOpenAI, es el CTO. A esta lista se han sumado recientemente Bob McGrew, exdirector de investigación de OpenAI, y Alec Radford, autor principal del paper que introdujo los modelos GPT.
El hecho de que una empresa sin ingresos ni productos tangibles esté cerca de alcanzar una valoración multimillonaria evidencia el momento que atraviesa la inteligencia artificial generativa. En este escenario, las credenciales de sus fundadores y su visión de un modelo más colaborativo y abierto parecen ser suficiente aval para que los inversores apuesten fuerte.
Thinking Machines Lab se encuentra, por tanto, en una posición privilegiada para influir en el rumbo de la próxima generación de tecnologías de IA. La gran incógnita será si podrá traducir esta confianza del mercado en avances concretos y sostenibles.
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