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Joan Riedweg es un director, productor y profesor con pasión por la IA y las nuevas tecnologías. Desde sus inicios, ha construido su trayectoria ligada a los últimos avances tecnológicos en el sector audiovisual, trabajando en publicidad, cine y como profesor. Su curiosidad por explorar los límites de la creatividad y siempre estar a la última en tecnología, lo llevó al concurso GEN 48 de Runway, donde creó en tan solo 48 horas un cortometraje, A Secret in the Dark. Joan siempre integra las herramientas más avanzadas en sus proyectos, demostrando cómo las innovaciones le ayudan a potenciar la narrativa y la producción audiovisual.

Pregunta: Antes de empezar, me comentabas que te metiste en el mundo de la postproducción para poder descubrir cómo se hacía magia en el cine. ¿Podrías contarnos más? 

Joan Riedweg:  Yo, de pequeño, siempre le decía a mi padre que quería ser director de cine. Mi padre decía que no, que tenía que ir a un banco a trabajar. Pero mi obsesión siempre ha sido hacer cine. Cuando veía una película de Disney, decía: ¿Y esto cómo lo han hecho? Mi obsesión era saber cómo se hacían las cosas.

Toda mi vida profesional he estado alucinando con los nuevos inventos. Empecé con el vídeo y después llegó lo digital. Al principio había una distinción muy marcada: los del vídeo y los del cine. Los del cine nos despreciaban. Pero yo les decía: «Un día acabaréis haciendo vídeo para proyectar en los cines». Hoy en día esa predicción se ha cumplido. 

He tenido la suerte de estar rodeado de tecnología desde el principio. Por ejemplo, comencé a usar Adobe Premiere en 1992, cuando salió la versión 1.1. Tuve el privilegio de ser Beta Tester y podía experimentar con el software. Lo probaba, jugaba con él, y cuando fallaba, llamaba para decir: «Oye, esto peta».

«Lo que está pasando con la IA es de alucine. Yo estoy alucinando muchísimo lo rápido que va»

Después de todo lo que has vivido, ¿la llegada de la IA generativa debe haberte parecido ciencia ficción, no?

Lo que está pasando con la IA es de otro nivel. Estoy alucinando con lo rápido que avanza. Hace poco más de dos años salió ChatGPT, y en cuanto apareció, empecé a usarlo. También probé OpenAI para generar prompts e imágenes, y Stable Diffusion, que en ese momento era muy rudimentario. Además, tenías que pagar, y no era barato. Recuerdo que era un gasto considerable porque me dedicaba a experimentar constantemente, probando prompts y generando imágenes.

«Cuando pides algo a ChatGPT con cariño, parece que se lo piensa dos veces»

¿Qué opinas de la rapidez con la que avanza?

Va muy rápido. Además, hay una parte del sector profesional que lo mira con mucha distancia, que incluso le tiene miedo. Lo entiendo, porque la IA está cambiando muchísimos procesos y cómo trabajan. Pero o se adaptan o van a morir. El mundo va a una velocidad increíble, y estas herramientas permiten a quienes las utilizan bien avanzar a unas velocidades increíbles. Yo recuerdo las horas que me pasaba haciendo máscaras cuando trabajaba en postproducción. Ahora DaVinci Resolve tiene una herramienta de IA que hace máscaras automáticas.

Pero lo esencial sigue siendo la mirada del creador, ¿no?

Sí, claro. Para mí, las herramientas son solo eso: herramientas, y yo soy quien las controla. Antes de trabajar con ellas, lo primero que hago es investigar cómo sacarles el máximo provecho. Por ejemplo, uso ChatGPT a diario para consultorios de guión, buscar títulos o crear prompts. Tengo un GPT especializado para hacer prompts para Runway y otro para OpenAI.

Eso sí, hay que tener cuidado con los datos que introduces en estas plataformas, porque muchas veces son públicos y la IA puede aprender de ellos. Evidentemente, hay consecuencias malas y consecuencias buenas. Yo entiendo que la IA va a hacer que avancemos mucho, tanto a nivel de sociedad como en la forma en que trabajamos. Un cocinero trabaja con un cuchillo. Y un cuchillo es una herramienta con la que puedes escribir una novela negra increíble, pero el cocinero no va a pensar en matar a alguien con ese cuchillo. Todo depende del uso que le des a la herramienta.

«Cuando se inventó la fusión del átomo, nadie pensó en la bomba atómica. Con la IA pasa algo similar»

También te embarcaste en el proyecto A Secret in the Dark, en el que creaste un cortometraje en solo 48 horas con una temática muy compleja. ¿Cómo fue ese proceso?

Muy complejo. En sus inicios, la IA funcionaba según cómo estaba diseñada, y era muy limitada. Ahora ha evolucionado y permite crear personajes más diversos y normales, menos estilizados. En el caso de este corto, era un reto porque quería abordar un tema tan delicado como la pederastia, pero hacerlo de manera crítica y apta para todos los públicos.

A veces, con IA, escribes un prompt, como «una persona tirada en el suelo con un cuchillo clavado», y enseguida aparece un aviso de advertencia que no te permite generarlo. Entonces tienes que buscar alternativas: «Una persona en el suelo cubierta por un bote de pintura roja». Eso sí lo genera. Quería que este cortometraje, de cuatro minutos, fuera directo pero también visualmente atractivo. Con mi experiencia en el mundo de la música, decidí incluir una parte musical, como un videoclip, para reforzar el mensaje.

«Hay una parte del sector profesional que lo mira con mucha distancia, que incluso le tiene miedo»

Imagino que este proyecto supuso un gran reto, ¿verdad?

Sí. He descubierto que si tratas bien a ChatGPT, él te trata bien. Y si además le pides las cosas con mucho cariño y explicas el propósito detrás de lo que quieres hacer, parece que «se lo piensa dos veces». Bueno, quizá lo estoy humanizando y me estoy volviendo loco, pero es cierto.

¿Cuántas herramientas diferentes utilizaste para este cortometraje?

Para este cortometraje, utilicé básicamente cinco herramientas. ChatGPT, Runway, una herramienta para generar voces, una para música y otra para ligar los personajes. Probé ElevenLabs para las voces, pero no me convenció del todo. Luego apareció una herramienta en Runway que me gustó más, así que la utilicé directamente en inglés.

Para generar música probé dos opciones: Suno y Udio. Me gustó más Suno para crear canciones y Udio para la banda sonora. Pero lo más complicado de todo fue trabajar la consistencia de los personajes. Por ejemplo, el personaje de ella cuando es mayor y el de ella cuando es pequeña. La consistencia sigue siendo uno de los grandes retos de la IA. Por un lado, está la consistencia del diseño del personaje, que estamos logrando resolver poco a poco. Y por otro lado, está la consistencia de los decorados, algo que sigue siendo un desafío.

«La IA va a hacer que avancemos mucho, tanto a nivel de sociedad como en la forma en que trabajamos»

Eres profesor en la Universitat Autónoma de Barcelona. ¿Cómo ves a las nuevas generaciones respecto a la IA?

Hay bastante escepticismo, aunque creo que es un porcentaje pequeño. Yo soy profesor asociado y doy dos asignaturas. Al ser profesor de prácticas, me centro mucho en la aplicación directa de las herramientas. Desde el año pasado, hemos incorporado la IA dentro de una asignatura en la que los estudiantes tienen que desarrollar un proyecto publicitario completo. La IA se va integrando poco a poco en estas dinámicas, y aunque algunos estudiantes la miran con miedo, otros están empezando a explorar sus posibilidades.

¿Qué crees que cambiará de aquí a final de año?

De aquí a final de año… Mira, lo primero es que los ordenadores van a ser brutalmente mejores que los que tenemos ahora, y a unos precios increíbles. Con estos ordenadores, los enchufarás a una pantalla o quizá ni necesites pantalla, porque usarás unas gafas. Por ejemplo, podrías ir en un avión con tus gafas, trabajando o viendo una película en pantalla grande, y nadie sabría lo que estás haciendo.

«La consistencia sigue siendo uno de los grandes retos de la IA»

Por otro lado, todas las herramientas que conocemos van a cambiar mucho, porque si no lo hacen, desaparecerán. Por ejemplo, Adobe Premiere. Durante mucho tiempo pensé que Adobe no estaba haciendo nada, mientras DaVinci Resolve y otras herramientas les pasaban por encima. Pero ahora han empezado a ponerse las pilas. 

Recuerdo una campaña publicitaria que hice. Teníamos que mostrar a un hombre musculoso y, al subir la cámara, que su cara fuera la de Einstein. La postproducción fue complicadísima, pero el resultado fue muy bueno. Ahora, con las herramientas actuales, podrías escribir «Einstein musculado» y lo tendrías en segundos. Es increíble cómo ha cambiado todo.

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