Joan Clotet (Barcelona, 1966) nos pregunta en su último libro, ‘Humanismo Digital‘, «¿qué haces aquellos días en que tienes más la sensación de haber vivido de verdad?». Y él se responde que una de esas cosas fue «acabar el libro». Este manual va de «poner en el centro a las personas», pero también de una habilidad que para Clotet es esencial: saber hacerse buenas preguntas. Y es que el presente y futuro pasa por conversar con la IA y saber proponerle con gran exactitud qué es lo que necesitamos. Por eso en cada capítulo, el escritor nos plantea una serie de cuestiones para continuar la reflexión por nuestra cuenta (o para hacérselas a ChatGPT).
Hay habilidades que para Clotet son prácticamente insustituibles: «La creatividad en mayúsculas solo viene de las personas», por mucho que en algunas ocasiones «esté más asistida por la IA». Él reconoce que ha usado algunas herramientas de IA para «sintetizar documentos de investigación» e incluso obtener «ejemplos concretos para trabajar alguna idea». Para el escritor, seguramente el síndrome de la hoja en blanco «ha muerto».
Más allá de las habilidades humanas, que según Clotet tenemos que potenciar, el escritor considera que una persona equipada con tecnología es «una persona aumentada». Y ahí está la clave de la aplicación de las nuevas tecnologías, hacernos la pregunta de «para qué trabajamos», es decir, saber nuestro propósito y cómo esta tecnología puede ayudarnos.
La formación sin duda es otro de los aspectos en que Clotet considera que hemos cambiado. Por eso los alumnos que este año escogen una carrera universitaria deberían dedicarse «tiempo a sí mismos, a ver en qué son buenos, qué les gusta y les motiva». Y escoger no tanto pensando en cómo la IA va a sustituir su trabajo, sino simplemente «que tomen la mejor decisión que puedan con los elementos que tienen, porque ese seguramente no va a ser su trabajo«: «Estudiaremos toda la vida, el mundo cambiará y tendremos que cambiar con el mundo y eso implica también actualizarnos constantemente».
Como reflexión final, Joan Clotet lo tiene claro: «Lo siguiente sería que a pesar de que la inteligencia artificial es una tecnología muy poderosa y casi fascinante, que no nos olvidemos de que las personas también lo somos«.