En Bélgica, un país renombrado por su diversa y rica tradición cervecera, un equipo de científicos ha llevado la elaboración de cerveza a un nuevo nivel gracias a la inteligencia artificial. Utilizando modelos de aprendizaje automático, han logrado predecir y mejorar los perfiles de sabor de la cerveza, un avance que no solo promete revolucionar la forma en que se desarrollan nuevos productos en la industria alimentaria y de bebidas, sino que también plantea interesantes cuestiones sobre el futuro del sabor en la era digital.
El proyecto, liderado por el profesor Kevin Verstrepen de la Universidad KU Leuven, comenzó con el análisis químico de 250 cervezas belgas, abarcando 22 estilos diferentes. Este esfuerzo titánico no solo implicó medir las concentraciones de cientos de compuestos aromáticos, sino también evaluar cada cerveza en un conjunto de 50 criterios por un panel de cata entrenado. El objetivo era tener una descripción más neutral y científica de las cervezas del mundo, superando las descripciones genéricas y subjetivas comunes en las guías de cerveza actuales.
Científicos belgas utilizan el aprendizaje automático para perfeccionar los sabores de la cerveza, prometiendo una nueva era en la industria cervecera.
Una vez recopiladas las concentraciones químicas y los informes de cata detallados, el equipo sabía que sería posible utilizar la IA para conectar ambos conjuntos de datos. Desarrollaron un modelo capaz de predecir aromas clave y la puntuación final de apreciación de una cerveza sin necesidad de cata humana. Estos resultados se utilizaron posteriormente para mejorar el sabor de una cerveza belga comercial existente, añadiendo ciertos aromas predichos por el modelo para aumentar la calidad de la cerveza. El resultado fue una cerveza modificada que obtuvo mejores puntuaciones en catas a ciegas.
El estudio tiene el potencial de expandirse a otros productos alimenticios, lo que podría revolucionar la forma en que se crean nuevos alimentos. Uno de los objetivos más ambiciosos del equipo es mejorar la cerveza sin alcohol. Utilizando su modelo, ya han logrado crear un cóctel de compuestos aromáticos naturales que imitan el sabor y el olor del alcohol sin el riesgo de resaca.
Este avance en la ciencia cervecera subraya el poder de la inteligencia artificial para desentrañar las complejas relaciones entre los compuestos químicos y la percepción humana del sabor. A medida que la tecnología continúa avanzando, la pregunta que surge es cómo estos desarrollos afectarán la tradición y la artesanía en la elaboración de cerveza. Aunque la habilidad de los cerveceros sigue siendo vital, la IA ofrece herramientas para optimizar y experimentar con sabores de manera que antes eran imposibles.
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