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La carrera por la inteligencia artificial (IA) está en su apogeo. Empresas líderes como Apple, Meta y Google, junto con titanes emergentes como OpenAI, están vertiendo billones en investigación y desarrollo de IA, pero los frutos completos de estas inversiones aún están en espera. Esta situación ha llevado a los CEO de estas corporaciones a solicitar paciencia a sus inversores y al público, prometiendo que los beneficios tangibles de la IA están en camino, aunque no de inmediato.

En 2023, Apple destinó más de 22.000 millones de dólares a I+D en productos de IA generativa, mientras que Meta planificó un gasto de entre 35.000 y 40.000 millones de dólares en mejoras de infraestructura de IA para el mismo año. Google, a través de su división DeepMind, proyecta invertir más de 100.000 millones de dólares en esta tecnología, y Sam Altman de OpenAI ha propuesto un ambicioso plan de 7 billones de dólares para transformar la industria de semiconductores, esencial para el avance de la IA.

A pesar de estas impresionantes cifras, el retorno financiero directo de la IA aún no se ha materializado en la medida esperada, excepto en casos aislados como Nvidia, cuya especialización en chips para IA ha impulsado sus ingresos significativamente. Nvidia superó las expectativas con ingresos de 22.100 millones de dólares a principios de año, destacándose como un ejemplo de éxito inmediato en un campo lleno de expectativas a largo plazo.

Grandes empresas tecnológicas piden paciencia mientras la IA promete transformaciones futuras, pese a los modestos retornos actuales.

Por otro lado, empresas como Meta han enfrentado reacciones adversas de los mercados debido a las fuertes inversiones en IA que aún no se reflejan proporcionalmente en sus ingresos. En una reciente conferencia con inversores, Mark Zuckerberg, CEO de Meta, enfatizó que las inversiones en IA son a largo plazo y que, aunque los resultados iniciales son prometedores, alcanzar un liderazgo en IA implicará un camino prolongado y posiblemente tortuoso.

El panorama es similar en otras grandes tecnológicas. Microsoft reportó beneficios impresionantes de 21.900 millones de dólares, ayudados en parte por su plataforma de computación en nube Azure, que incorpora servicios de IA generativa. Alphabet, por su parte, registró beneficios de 23.700 millones de dólares, con su CEO, Sundar Pichai, atribuyendo una parte del éxito a Gemini, su modelo de IA generativa que promete revolucionar sus servicios en la nube.

El escepticismo no falta en el sector, como lo evidencian las palabras de Matthew Prince, CEO de Cloudflare, quien en el Foro Económico Mundial en Davos advirtió sobre una posible «decepción de la IA» a corto plazo. La preocupación radica en que, mientras las demostraciones de IA son impresionantes, el valor real y aplicable todavía está en desarrollo.

Esta mezcla de optimismo a largo plazo y cautela a corto plazo define el estado actual de la IA en la industria tecnológica. Los líderes empresariales están conscientes de que, aunque la IA promete transformar radicalmente sectores enteros, desde la automoción hasta la atención médica y más allá, la realización de estas promesas no es inminente. El llamado a la paciencia es un recordatorio de que, en tecnología, los mayores saltos hacia adelante a menudo requieren tiempo y una inversión sostenida.

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