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Después de los grandes lanzamientos de OpenAI con el modelo avanzado de voz en ChatGPT y de Meta con Movie Gen, que han ilusionado a usuarios, creadores y profesionales, esta semana ha sido el turno de la IA generativa de la mano de Adobe con las herramientas de video con IA en Premiere Pro y en Firefly Video, de Suno con la generación de canciones a partir de fotos y vídeos y de Notebook LM de Google, que pasa de experimental a plan profesional, con la personalización de los resúmenes de audio.

Estamos entrando en una fase nueva. Antes, hace un año, una sola de estas novedades provocaba un tsunami de entusiasmo entre los ‘early adopters’. Ahora, forma parte de la normalización de los progresos de la IA generativa, una nueva cotidianidad que demuestra que la inteligencia artificial se está integrando casi sin darnos cuenta.

Hay un par de artículos precisamente en Paréntesis MEDia que resultan oportunos en este sentido. El de Cristina Mont, titulado «Cómo implementar IA en tu empresa: convertir el escepticismo en resultados tangibles», y el de Antoni Esteve, «La inteligencia artificial no existe, es inteligencia humana aumentada». Estamos empezando a ir acompasados entre los desarrollos de las empresas de IA, especialmente las de la generativa, y la aceptación de los humanos de estas herramientas en su día a día. Este otoño, el pragmatismo está goleando al miedo.

Que Adobe, Suno y Google esta mismísima semana hayan contribuido a mejorar las prestaciones de sus servicios y herramientas de IA con vídeo y audio, que en el caso de Notebook LM se dé el paso de experimental a profesional y que estas novedades salgan sin excesivo ruido, como una notícia más en el mundillo de la IA, quiere decir que la cosa va.

Estos progresos son directamente proporcionales al abuso, o mal uso, de la IA. Las elecciones presidenciales de Estados Unidos son el escenario de un uso indiscriminado de la IA para crear ‘deep fakes’ con la finalidad de perjudicar al candidato opuesto. Si disponen de algunos minutos, lean —o naveguen, porque es una pieza interactiva— por este artículo de The Washington Post. La avalancha de voces falsas de Donald Trump y Kamala Harris propicia que los verificadores de audio generado con IA estén triunfando atendiendo a los medios de comunicación responsables que quieren combatir los ‘deep fakes’.

La IA es la protagonista de esta campaña electoral de interés planetario, no solamente por la implicación nada pudorosa de Elon Musk en favor del expresidente norteamericano sino porque las herramientas de IA al alcance de cualquier usuario sirven para influir o contaminar un proceso democrático como nunca se había visto desde la irrupción de Internet. Los medios de comunicación responsables son los que incorporan IA con ética y se preparan para hacer periodismo con nuevas herramientas y nuevas reglas del juego.

Saül Gordillo

Periodista. Máster en Inteligencia Artificial & Innovación.