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La industria musical se encuentra en un punto de inflexión con la incorporación de la inteligencia artificial en sus procesos creativos y de negocio. Un artículo detallado en The New Yorker profundiza en cómo figuras influyentes como Sir Lucian Grainge, presidente y CEO de Universal Music Group, están navegando por este nuevo territorio. Grainge, conocido por su humanidad y visión estratégica, ha llevado a Universal a la cima de la industria, pero ahora enfrenta el desafío de integrar la IA sin comprometer los valores artísticos y comerciales que han definido su carrera.

La IA en la música no es solo una cuestión de tecnología avanzada; implica consideraciones éticas, legales y creativas. Experimentos como el dueto deepfake de Drake y The Weeknd, ‘Heart on My Sleeve’, han generado tanto entusiasmo como preocupación, destacando el potencial disruptivo de la IA. Este tipo de innovaciones plantea preguntas sobre la autoría, los derechos de autor y la autenticidad de la experiencia musical.

La industria musical explora el potencial y los riesgos de la inteligencia artificial, con líderes como Lucian Grainge al frente de la innovación.

Grainge y otros líderes de la industria están explorando cómo la IA puede coexistir con la creatividad humana sin desplazarla. La clave está en encontrar un equilibrio que permita a la IA ser una herramienta que enriquezca la música, en lugar de una fuerza que la despersonalice. La colaboración entre artistas, tecnólogos y ejecutivos será crucial para navegar por este panorama emergente.

La adopción de la IA en la música también abre nuevas posibilidades para la creación y distribución de contenido. Sin embargo, la industria debe ser cautelosa para no sacrificar la calidad y la profundidad artística en aras de la innovación. La visión de Grainge y su enfoque pragmático pueden ofrecer una hoja de ruta para integrar la IA de manera que beneficie tanto a los creadores como a los consumidores de música.

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