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En el contexto de una sociedad que combate desafíos globales como el envejecimiento demográfico, la sostenibilidad medioambiental y la creciente desigualdad, la IA se convierte en una herramienta esencial que puede ayudar a mejorar el bienestar social, económico y ambiental en España para 2040. Así se expone en el estudio «HispanIA 2040«, que plantea un plan integral y estratégico para aprovechar al máximo el potencial de la tecnología.

El informe, presentado el pasado lunes, destaca como la IA tiene el poder de aumentar la productividad en sectores clave como la sanidad, la educación y la administración pública. Por ejemplo, en el ámbito sanitario, la implementación de sistemas inteligentes permitirá reducir cargas administrativas, liberar a los profesionales médicos de hasta cinco consultas diarias y acortar las listas de espera en especialidades como oftalmología y neurología. Este cambio, también reforzará la capacidad del sistema para adoptar modelos preventivos y personalizados.

En el campo educativo, la IA transformará las aulas y los métodos de enseñanza. Herramientas de tutoría virtual podrán mejorar el rendimiento de los estudiantes hasta en 20 puntos en pruebas como PISA, y liberar hasta un día de trabajo semanal a los docentes, quienes podrán concentrarse en actividades pedagógicas esenciales. Además, la tecnología apoyará la personalización del aprendizaje y la identificación temprana de problemas de rendimiento.

A nivel medioambiental, el estudio subraya cómo los sistemas basados en IA pueden ser cruciales para alcanzar la sostenibilidad. Desde redes inteligentes para la gestión energética hasta sistemas de riego que optimizan el uso del agua, estas innovaciones pueden reducir la huella ecológica del país significativamente. España, ya pionera en energía renovable, podría consolidar su liderazgo mediante estas tecnologías, contribuyendo a reducir un 63% las emisiones de gases de efecto invernadero.

Retos en la adopción de la IA

Sin embargo, el desarrollo de la IA tiene retos que superar. La desigualdad en su adopción, especialmente entre grandes empresas y pequeñas y medianas empresas (pymes), podría exacerbar las brechas económicas y sociales. Mientras que el 40% de las grandes corporaciones españolas ya emplean IA, solo el 6% de las pymes han dado este paso. Esta disparidad pone de manifiesto la necesidad de políticas públicas que promuevan la formación tecnológica y el acceso equitativo.

Además, el despliegue masivo de la IA plantea preguntas éticas y medioambientales. Desde el consumo energético asociado al entrenamiento de modelos hasta los riesgos de la privacidad y el sesgo algorítmico, estos problemas exigen regulaciones. La creación de la Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial (AESIA) es un paso en la dirección correcta, pero será necesario avanzar más para garantizar un uso responsable.

Futuro prometedor, pero lleno de dudas

El estudio concluye que el éxito de España en el ámbito de la IA dependerá de su capacidad para integrar esta tecnología en todos los niveles, desde las aulas hasta las oficinas de gobierno. Si bien el camino está lleno de desafíos, también ofrece oportunidades para construir un futuro más justo, sostenible y competitivo.

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