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A raíz del post “Formación y empleo futuro: flexibilidad, tecnología y humanismo”, recibí mensajes que me hicieron reflexionar sobre cómo debemos prepararnos para el futuro, especialmente los jóvenes, para afrontar los retos y decidir qué estudiar. La pregunta dominante era cómo será el futuro y si la formación actual preparada para los desafíos de futuro considerando aspectos como la digitalización, las brechas socioeconómicas y de género, y un horizonte donde la inteligencia artificial será clave y la personalización del aprendizaje, una opción real para ajustar los ritmos y complejidad progresiva a las características y capacidades de cada estudiante.

Pocas son las certezas que tenemos en cuanto al futuro, pero sí intuimos que la actividad profesional requerirá tener conocimientos de ciencia de datos (analizar grandes volúmenes de datos para extraer conocimiento y tomar decisiones), robótica (diseñar y programar robots para realizar tareas autónomas o asistidas), Inteligencia Artificial (tecnología que permite a las máquinas simular capacidades humanas: aprendizaje y toma de decisiones). Impulsar habilidades como el pensamiento crítico (capacidad de analizar, evaluar e interpretar información para tomar decisiones razonadas) y el trabajo multidisciplinar (colaboración entre profesionales de diferentes disciplinas para lograr soluciones óptimas). Además, será necesario conocer las técnicas de machine learning, que permite a las máquinas aprender de datos sin programación explícita, y deep learning (uso de redes neuronales profundas para procesar grandes volúmenes de datos). A la vez, será crucial desarrollar los aspectos asociados a la ética, la reglamentación.

Si estos son los requisitos para la actividad profesional, se puede afirmar que la formación requerida para el futuro, asegurando que sea accesible para todos, debería ser flexible, personalizada, multidisciplinar y orientada a las habilidades y conocimientos emergentes, fomentando la capacidad de aprender a aprender y desaprender, priorizando el desarrollo de habilidades como el pensamiento crítico, la resolución de problemas y la capacidad de adaptación. A la vez, integrar materias relacionadas con las tecnologías emergentes, enseñar a usar herramientas digitales, comprendiendo su funcionamiento y su impacto ético y social.

Por ello, los planes de estudio deberían tener un enfoque multidisciplinar, incluyendo conocimientos STEM, ciencias sociales, ética y biología, así como de desarrollo de habilidades para la comunicación efectiva, la gestión de la incertidumbre y ser más resilientes, de trabajo en equipo y de colaboración en la diversidad. Conjunto de aspectos puede preparar mejor para afrontar los desafíos y cambios del futuro, en un mundo cada vez más tecnológico y complejo, al equilibrar el conocimiento técnico con las habilidades humanas y éticas, preparando a las personas para el trabajo, la formación continuada.

Antoni Garrell Guiu

Ingeniero industrial especialista en temas de tecnología, innovación y economía del conocimiento.

Ingeniero industrial especialista en temas de tecnología, innovación y economía del conocimiento.
Antoni Garrell Guiu

Ingeniero industrial especialista en temas de tecnología, innovación y economía del conocimiento.

Un comentario

  • Avatar Jorge José Vázquez Entrala dice:

    Cada artículo de Garrell lo leo como la clase magistral de un veterano profesor que consigue el difícil equilibrio de transmitir la magia del cambio y al mismo tiempo con la prudencia a la hora de analizar su impacto.
    Bravo profesor.
    Esperando su próximo artículo.

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