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El Reino Unido también rechaza el acuerdo internacional

La reciente Cumbre de Acción sobre la Inteligencia Artificial en París ha reunido a líderes mundiales y ejecutivos tecnológicos para debatir el futuro de la IA y su regulación. Uno de los puntos destacados fue la firma de una declaración internacional que promueve un desarrollo de la IA que sea «abierto«, «inclusivo» y «ético«. Sin embargo, Estados Unidos y el Reino Unido han optado por no aceptar esta declaración, generando interrogantes sobre las implicaciones de su decisión.

El vicepresidente estadounidense, J.D. Vance, argumentó que una regulación excesiva podría «matar a una industria transformadora justo cuando está despegando». Esta postura refleja una preferencia por un enfoque menos restrictivo que fomente la innovación y mantenga la competitividad de Estados Unidos en el sector tecnológico.

Por su parte, el Reino Unido expresó preocupaciones relacionadas con la seguridad nacional y la gobernanza global, lo que influyó en su decisión de no firmar la declaración. El portavoz oficial de Keir Starmer, primer ministro británico, señaló que el país «solo se sumaría a iniciativas que fueran de interés nacional», sugiriendo que la declaración carecía de la firmeza necesaria en materia de seguridad.

Más de 60 países apoyan a Macron

Más de 60 países, incluyendo China, India, AlemaniaJapón y Canadá, respaldaron la declaración, subrayando la importancia de una IA «segura, confiable y responsable». El presidente francés, Emmanuel Macron, afirmó: «Necesitamos estas reglas para que la IA avance», enfatizando la necesidad de un marco regulatorio que garantice un desarrollo ético y seguro de la tecnología.

Posibles consecuencias para EE.UU. y UK

La negativa de Estados Unidos y el Reino Unido a firmar el documento ha generado debate sobre las posibles consecuencias. Por un lado, su postura podría interpretarse como una defensa de la innovación sin restricciones, buscando evitar que regulaciones estrictas frenen el progreso tecnológico. Por otro lado, esta decisión podría ser vista como una falta de compromiso con un desarrollo ético y seguro de la IA, lo que podría generar desconfianza en la comunidad internacional.

Es relevante destacar que la declaración firmada no es vinculante, sino más bien un acuerdo de intenciones que busca orientar el desarrollo de la IA hacia prácticas más responsables. La adhesión de países como China, conocida por sus estrictas políticas de censura y control, plantea interrogantes sobre la implementación real de los principios acordados.

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Gerard Quintana

Periodista. Me encanta el periodismo y la tecnología.