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La independencia del Washington Post está en juego, y los lectores no perdonan la intervención del dueño.

El Washington Post ha registrado una pérdida impactante de 250.000 suscriptores de pago luego de que se diera a conocer la decisión de su propietario, Jeff Bezos, de prohibir al periódico apoyar a Kamala Harris en la contienda presidencial. La decisión ha provocado una reacción masiva entre lectores que no solo veían la intervención de Bezos como un ataque a la tradición editorial, sino también como un movimiento calculado para ganar favor con el expresidente Donald Trump, rival directo de Harris.

Según informa NPR, la ola de cancelaciones representa aproximadamente un 10% del total de suscriptores del diario, en un momento en que la prensa afronta presiones sin precedentes para retener la confianza del público. Para muchos lectores y expertos en medios, el tiempo y la razón expuesta por Bezos no parecen del todo convincentes.

Bezos defendió su decisión en un artículo titulado “The Hard Truth: Americans Don’t Trust the News Media” (La dura verdad: los estadounidenses no confían en los medios de comunicación), publicado el lunes. Argumentó que, dado el nivel actual de desconfianza en los medios, abandonar los respaldos presidenciales era un paso necesario para restaurar la credibilidad del periódico. “Terminar con estos apoyos es una decisión de principios, y es la correcta”, escribió Bezos, señalando que en los años 30, el entonces editor del Post, Eugene Meyer, también se abstuvo de publicar respaldos políticos.

Críticos y exdirectivos del Washington Post, incluido el antiguo editor Marty Baron, ven en esta explicación un trasfondo más oportunista. “Si esta decisión se hubiera tomado hace tres años, o incluso hace un año, hubiera sido comprensible”, comentó Baron. “Pero faltando tan poco para las elecciones, y sin una consulta seria al consejo editorial, es evidente que hay otras razones”.

Sombra de favoritismo hacia Trump

El escándalo no se queda en la decisión de Bezos, sino que se intensifica debido a los rumores de posibles vínculos con el expresidente Trump. Solo unas horas antes del anuncio, el director ejecutivo de Blue Origin, una de las empresas de Bezos, se reunió con Trump. A pesar de que Bezos negó cualquier relación entre ambos hechos, la coincidencia temporal ha dado pie a especulaciones sobre su imparcialidad. “Sabía que esto sería utilizado en nuestra contra, pero no hay conexión entre la reunión y nuestra decisión editorial”, insistió Bezos.

Esta defensa no ha bastado para calmar las sospechas de los lectores y expertos en medios. En el contexto actual, las políticas y acciones de Bezos pueden interpretarse fácilmente como un intento de proteger sus intereses comerciales frente a posibles presiones políticas.

¿Hacia dónde se dirige el Washington Post?

La decisión de prohibir el respaldo presidencial no es la única intervención de Bezos en la gestión editorial. En su artículo, adelantó que habría “cambios dramáticos” en el diario, con el objetivo de posicionarlo como “una voz independiente y confiable” en un momento en el que la prensa está siendo eclipsada por podcasts y redes sociales. Sin embargo, para muchos lectores, esta dirección implica un riesgo de pérdida de independencia del diario y de su rol como un bastión del periodismo tradicional en Washington.

El diario afronta el reto de reconquistar a sus lectores y demostrar que su línea editorial sigue basada en la objetividad y el rigor. La crisis de confianza en la prensa estadounidense continúa profundizándose, y el episodio del Washington Post pone de relieve las dificultades de mantener la independencia en una era en la que incluso los medios más influyentes están bajo la influencia de magnates con intereses comerciales y políticos.

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