Esta tecnología wearable, destaca por su ligereza (entre 2,3 y 3,0 gramos), análisis avanzado del sueño potenciado por IA, y su durabilidad con un acabado de titanio resistente al agua. También ofrece alertas en tiempo real sobre la frecuencia cardíaca y se integra con Samsung Health. Estará disponible en tres colores: oro, plata y negro, con nueve medidas distintas para adaptarse a cualquier talla. Además, Samsung ha implementado un sistema de prueba en casa que permite recibir anillos de plástico para elegir la talla correcta antes de la compra.
Aunque el precio oficial para España aún no se ha confirmado, se espera que sea similar al de otros países europeos, donde se vende por 449 euros. A pesar de no ser un dispositivo barato, se perfila como uno de los gadgets más exclusivos de la temporada 2024.
¿Vale la pena el Galaxy Ring?
Su llegada a España ha generado un debate sobre si realmente merece la pena adquirirlo. Aunque el dispositivo es compatible con cualquier smartphone, se recomienda emparejarlo con un móvil Samsung para aprovechar al máximo sus funcionalidades.
Su diseño discreto y la ausencia de una pantalla son aspectos que lo diferencian de los tradicionales relojes inteligentes, lo que lo convierte en una opción atractiva para quienes buscan un dispositivo menos intrusivo y más elegante. Puede ser ideal para usuarios que priorizan la comodidad y la monitorización de la salud, pero que no necesitan un dispositivo con tantas interacciones visuales o notificaciones constantes. Para aquellos que ya forman parte del ecosistema Samsung, puede ser una adquisición interesante que complementará sus otros dispositivos.
No obstante, algunos usuarios apuntan a que su funcionalidad es limitada. Aunque incluye características innovadoras como los gestos y la posibilidad de encontrar el anillo si se pierde, estas solo son compatibles con móviles Samsung recientes, lo que reduce su atractivo para quienes no forman parte de este ecosistema. Además, no permite recibir notificaciones ni interacciones avanzadas, lo que lo sitúa por debajo de otros dispositivos más versátiles, como los smartwatches.
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