La robótica forma parte de nuestra vida diaria, revolucionando nuestras actividades en el hogar y en el trabajo. En casa, los robots simplifican tareas diarias. En la industria mejoran la eficiencia. En medicina, ayudan en diagnósticos, cirugías y rehabilitación. En educación, están empezando a fomentar el aprendizaje y el desarrollo de habilidades a los estudiantes. En este contexto, la semana pasada, Elon Musk presentó en el evento “Nosotros, robot” el estado actual de su robot Optimus, un robot bípedo con forma humana.
Musk pretende convertirlo en un asistente personal capaz de llevar a cabo todo tipo de tareas, ya sean domésticas, como limpiar la casa o realizar las compras, o de compañía como conversar, cuidar a los hijos y ayudarlos en sus estudios, e incluso facilitar la interacción con terceros actuando como traductor. Según él, Optimus podrá hacer “cualquier cosa que se le pida, por un precio que oscilará entre los 20 y 30 mil dólares”.
La robótica avanza y surgen importantes preguntas sobre su integración en la sociedad
Se podrá dar credibilidad o no a las palabras de Musk y pensar que, como en otras ocasiones, los vaticinios finalmente no se cumplan. Sin embargo, la robótica avanza y surgen importantes preguntas sobre su integración en la sociedad. Preguntas que no deben eludirse porque con los avances de la Inteligencia Artificial, la mecánica de precisión y la nanotecnología y su integración en la robótica, la transforman enormemente. Su integración simbiótica permitirá robots con una precisión increíble capaces de realizar tareas complejas en medicina, industria, el hogar y en el espacio. A modo de ejemplo, los nanorobots podrán operar a nivel molecular, mejorando diagnósticos médicos y tratamientos con mayor exactitud. La IA dará a los robots más autonomía, permitiéndoles tomar decisiones en tiempo real y adaptarse al entorno. En fabricación optimizarán procesos y en la interacción humano-robot se anticiparán a las necesidades de la persona. Avances que conducen a robots con mayores capacidades cognitivas y que, al fusionarse con el Internet de las Cosas, les aproximan a ser compañeros de trabajo, diversión o asistentes personales.
La robótica del futuro no sólo será más avanzada sino también más integrada en nuestra vida cotidiana, especialmente en el ámbito laboral
Avances que plantean desafíos éticos y de seguridad que deben abordarse ya que la robótica del futuro no sólo será más avanzada sino también más integrada en nuestra vida cotidiana, especialmente en el ámbito laboral donde la automatización podría reemplazar humanos de los puestos de trabajo, primero de los menos cualificados y después al resto. Por ello se requieren nuevos enfoques en la formación y las normativas relativas a seguridad y privacidad, así como garantizar un equilibrio ético y responsable.
La expansión de la robótica y la IA presenta grandes oportunidades, pero también retos éticos, sociales y económicos que deben gestionarse de forma consciente y cooperativa a nivel global. La pregunta que me hago, con frecuencia, es si somos conscientes de ello.