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(Paréntesis)

La compañía liberará a lo largo de esta semana el asistente a todos los usuarios de pago

En la UE, Reino Unido, Suiza, Islandia, Noruega y Liechtenstein solo se podrá acceder a través de VPN

El asistente avanzado de voz de OpenAI llegará a todos los usuarios de pago a lo largo de esta semana. El anuncio ha tenido una acogida mixta, ya que tiene una gran letra pequeña: la exclusión del que es el mayor bloque comercial del mundo, la UE. Además, los de Sam Altman han añadido a la lista de espera a Reino Unido, Suiza, Islandia, Noruega y Liechtenstein, todos ellos Estados con una gran vinculación comercial y regulatoria con los 27.

Cabe recordar que esta funcionalidad, muy esperada en todo el mundo, se lanzó en mayo. En tono irónico, los creadores de ChatGPT han comentado en X que es capaz de decir «Lo siento, voy tarde» en más de 50 idiomas diferentes. Hasta hoy tan solo había sido probada por un grupo aleatorio de cuentas Plus.

Las limitaciones del asistente

El asistente de voz prometía en sus demos un gran abanico de posibilidades: desde hacer repaso académico a un estudiante, hasta poner distintas voces. Sin embargo, la mayoría de divulgadores que la han probado afirman que estas funcionalidades vienen muy restringidas. De entrada, la IA no puede buscar en Internet, como sí ocurría con el asistente de voz normal. Además, la función de visión en tiempo real (una de sus principales bazas, que podría integrarse en otros productos, como el robot Figure01) todavía no está disponible. Tampoco es capaz de generar imágenes ni usarse con GPTs personalizados

Limitado en la UE

OpenAI se suma así a Apple en su frente contra la ‘excesiva’ regulación del bloque europeo. Es importante recordar que Apple Intelligence continúa sin fecha de lanzamiento en el Viejo Continente, al considerarse que la Ley de Mercados Digitales podría obligar a la tecnológica a abrir este servicio a terceros operadores. En el caso de OpenAI, aunque no ha trascendido más información sobre el tema, esta exclusión se podría deber a la nueva AI Act, que regula la implantación de la inteligencia artificial en la UE y que algunas tecnológicas estadounidenses consideran excesiva.

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