La inteligencia espacial está creciendo como un enfoque revolucionario en la implementación de la inteligencia artificial en el mundo real. Al fusionar datos de mapeo con IA, se generan «datos inteligentes» asociados a ubicaciones específicas, incluso en interiores y en múltiples niveles. Esta tecnología transforma los mapas tradicionales en representaciones tridimensionales que ofrecen información contextual no solo sobre los lugares, sino también sobre las personas y las actividades que allí se desarrollan.
Tradicionalmente, algunas plataformas como Google Maps han cartografiado calles y carreteras, pero el eje vertical o Z (que abarca los espacios sobre y bajo el suelo) ha permanecido inexplorado. El objetivo de la inteligencia espacial es llenar este vacío mediante una comprensión más completa y dinámica de los entornos urbanos y naturales.
Varias empresas están trabajando en el desarrollo de la inteligencia espacial desde diferentes perspectivas. Por ejemplo, Descartes Labs sintetiza datos satelitales, meteorológicos y de mercado para convertirlos en información útil, mientras que BlackSky apoya a socios militares y comerciales rastreando e identificando cambios rápidos en la geografía. La industria de la realidad aumentada también está geolocalizando contenido, ampliando las aplicaciones de esta tecnología.
El actor más destacado en este campo es World Labs, cofundado por la profesora Fei-Fei Li. La empresa se dedica a desarrollar grandes modelos del mundo (LWMs) capaces de generar, percibir e interactuar con mundos en tres dimensiones. Con 230 millones de dólares de financiación de inversores destacados de Silicon Valley, esta empresa aspira a generar espacios virtuales ilimitados, superponiendo datos dimensionales privados al mundo digital.
La inteligencia espacial plantea desafíos éticos preocupantes
Sin embargo, la creación y operación de sistemas de inteligencia espacial requieren una considerable cantidad de energía, y el consumo energético de la IA ya está sometiendo a tensión la red eléctrica. A medida que aumenta el ‘apetito energético’ de la IA, algunas empresas tecnológicas están recurriendo a la energía nuclear.
Esta incursión de empresas tecnológicas en el sector nuclear genera preocupaciones, dado que los intentos nucleares anteriores en Estados Unidos han estado plagados de problemas como fusiones de núcleo, fugas y fallas de equipo. Con el cambio climático intensificándose y los patrones meteorológicos volviéndose inestables, los sitios de almacenamiento de desechos considerados «seguros» podrían estar en riesgo.
La inteligencia espacial tiene potencial para transformar nuestra interacción con el entorno, proporcionando información en tiempo real y contextual sobre cualquier espacio, incluso en el eje vertical. Sin embargo, es esencial abordar los desafíos éticos, energéticos y de seguridad asociados con su implementación.
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