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Los mejores investigadores en IA de Google continúan cobrando su salario durante un año tras abandonar la empresa. A cambio, no pueden trabajar para la competencia.

En un entorno en el que escasean los expertos en inteligencia artificial, Google DeepMind ha optado por una estrategia tan legal como controvertida: pagar a sus exempleados para que no trabajen. Esta práctica, conocida como “garden leave” o “permiso remunerado”, consiste en mantener a los trabajadores en nómina, recibiendo su salario completo, durante un periodo de hasta un año después de abandonar la empresa, a cambio de que no trabajen para ningún competidor.

Aunque esta cláusula puede parecer una suerte de vacaciones pagadas, quienes la han vivido la describen como una pausa forzosa que, en un sector tan vertiginoso como el de la IA, equivale a quedarse atrás. “¿Quién quiere contratarte para empezar dentro de un año? Eso es una eternidad en IA”, ha comentado a Business Insider un exempleado de DeepMind.

El contrato les impide trabajar en la competencia

Estas licencias se aplican generalmente junto con cláusulas de no competencia, que impiden al personal desvinculado trabajar para otras compañías rivales. A diferencia de Estados Unidos, donde este tipo de contratos son cada vez más cuestionados y hasta ilegales en algunos estados como California, en el Reino Unido estas cláusulas siguen siendo legales y frecuentes, siempre que protejan intereses comerciales legítimos y estén claramente especificadas.

En el caso de DeepMind, estas medidas son particularmente severas con los trabajadores que han participado en proyectos estratégicos como Gemini, la línea de modelos de IA con la que Google compite directamente contra OpenAI. Las restricciones, según Business Insider, pueden prolongarse hasta un año, dificultando la reinserción laboral de los talentos en un ecosistema que avanza a un ritmo implacable.

El debate sobre la ética y la legalidad de estas prácticas no ha tardado en aflorar. Nando de Freitas, exdirector de DeepMind y actual investigador en Microsoft, es tajante en su crítica a través de un mensaje en X: “No firmen estas cláusulas. Ninguna corporación estadounidense debería tener ese nivel de poder en Europa. Es un abuso”.

Mientras que Google defiende estas medidas como mecanismos necesarios para proteger su propiedad intelectual y mantener una ventaja competitiva, muchos expertos advierten que limitar la movilidad del talento puede tener un efecto contrario: ralentizar la innovación y fomentar dinámicas laborales tóxicas.

La controversia en torno a la “licencia dorada” de DeepMind subraya un dilema creciente en la industria tecnológica: ¿cómo equilibrar la protección empresarial con la libertad profesional en un entorno donde el conocimiento es el principal activo?

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Adrián Soler

Periodista por la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona. Soy especialista en IA, tecnología y formador en comunicación. Reflexiono sobre cómo los algoritmos moldearán nuestro oficio.

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