Un amigo periodista me pidió crear una herramienta para generar facturas en PDF. Con Cursor y ChatGPT lo logré en dos tardes.
Mi amigo periodista estaba harto: «Paso más tiempo facturando que escribiendo«. Y ahí me di cuenta de algo: la IA podía ayudarle a recuperar ese tiempo. Luego, me puse a ello.
Paso 1: escoger la herramienta
Lo primero es seleccionar la herramienta. Me habían hablado de Cursor, que integra muchos modelos diferentes: GPT, Claude… Otro amigo que se dedica a programar me comentó que se ahorraba muchas horas: dejaba que la IA generara un primer borrador y luego lo modificaba. Pero en mi caso, yo no tengo ni idea de programación.
Paso 2: diseñar la interfaz
Lo primero que hice fue identificar varios puntos que se podrían agilizar. Mi amigo introducía manualmente los conceptos (títulos de cada artículo) en un Google Sheets. Para facilitarle la vida, llegué a la conclusión de que sería más fácil tener un generador web que permitiera importar los artículos y que los añadiera como ítem en la lista de facturación.
Primero le pedí a Claude que generara la interfaz: un formulario que permitiera introducir todos los datos de la factura: emisor, cliente, términos, condiciones de pago… Luego, le añadí la función de importar artículos (que permite seleccionarlos desde el ordenador y asignar un mismo precio a todos ellos). Automáticamente, se carga la información de cada artículo como un ítem separado. Por último, añadí la opción de exportar e importar factura, para que así no tenga que introducir cada vez los datos.
Paso 3: generar el PDF sin errores
El verdadero reto llegó con el PDF. El primer intento era una simple captura de pantalla convertida a PDF, pero cortaba los datos y no permitía copiar el texto. Necesitaba una solución mejor.
Me dispuse a cambiar la función, pero lo hice a través de ChatGPT, con el modelo razonador o1 (está integrado en Cursor, pero es de pago). El modelo de OpenAI me generó un primer código, que luego integré con Cursor. En la función generatePDF, se recogían todos los datos de la factura para luego generar el documento ordenado. Para ello, se usaban algunas funciones, como doc.autoTable, que permitía generar la tabla con los artículos y su precio.
Y como ocurre a veces, acabé con un código de más de mil líneas. Y cada vez que intentaba ajustar el formato resultante (para evitar saltos de línea, modificar la disposición o el color), los modelos se perdían en el contexto. Por eso decidí centrarme en el código que implementaba esa función y pedirlo a o1 de ChatGPT. Después de muchas pruebas, perder el control del código en algunos instantes y tener que volver a empezar, finalmente obtuve un resultado óptimo.
En total, habría dedicado unas seis horas, más o menos, para generar este aplicativo que solucionaba el caso concreto de mi amigo (dudo que la mayoría de autónomos tengan la necesidad, por ejemplo, de importar títulos de artículos de forma masiva). Esta experiencia me dejó claro que estamos en un punto en el que cada vez más gente podrá crear sus propias herramientas en vez de depender de software prediseñado. Y eso es solo el principio. Evidentemente, no digo que no sea necesaria la labor de los programadores informáticos, sino que para determinados problemas concretos ya podemos romper esa barrera que, hasta hace poco, nos separaba del código.
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