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En un giro significativo para la industria tecnológica y los consumidores europeos, Apple ha acordado abrir el acceso al chip NFC (Near Field Communication) de sus iPhones a terceros desarrolladores. Esta decisión, impulsada por la necesidad de cumplir con las nuevas regulaciones de la Unión Europea y evitar sanciones económicas severas, pone fin a una exclusividad largamente mantenida por Apple en el uso de esta tecnología para pagos y otras funcionalidades mediante Apple Pay y Apple Wallet.

Desde 2020, la restricción del acceso al chip NFC por parte de Apple había sido objeto de escrutinio en Europa, culminando con la entrada en vigor de la Ley de Mercados Digitales (DMA) a principios de este año. La Comisión Europea, bajo la vicepresidencia de Margrethe Vestager, ha sido un actor clave en este proceso, buscando abrir el mercado a una competencia más equitativa y beneficiosa para los consumidores.

Europa obliga a una apertura histórica del NFC de iPhone, marcando un nuevo capítulo en la tecnología de pagos móviles.

La resolución llegó tras un periodo de consultas donde terceros pudieron presentar sus objeciones o sugerencias respecto a los planes iniciales de Apple. Respondiendo a estas inquietudes, Apple no solo se comprometió a abrir el NFC, sino que amplió su oferta inicial, permitiendo que el chip se utilice en el modo de Emulación de Tarjeta Host (HCE) y eliminando la necesidad de que los desarrolladores tengan licencias específicas de proveedores de servicios de pago. Además, Apple aseguró que los desarrolladores podrán combinar libremente esta función con otras capacidades del chip NFC, sin restricciones adicionales.

Estos compromisos, que ahora se vuelven legalmente vinculantes bajo las normas antimonopolio de la UE, tendrán una duración de diez años. La apertura del NFC no solo es aplicable en el Espacio Económico Europeo sino que también establece un precedente que podría influir en políticas similares en otras regiones.

La aceptación de estas condiciones por parte de la Comisión Europea no solo evita a Apple una posible multa que podría haber ascendido hasta el 10% de su facturación global anual —estimada en alrededor de 40.000 millones de dólares— sino que también marca un paso adelante en la adaptabilidad y la apertura en un ecosistema de iOS previamente muy cerrado.

Esta apertura del NFC es probable que revolucione el mercado de los pagos móviles, permitiendo a los consumidores europeos utilizar sus iPhones para interactuar con una variedad más amplia de plataformas de pago y otros servicios digitales, aumentando la competencia y la innovación en este campo. Se espera que, con el tiempo, más ciudades y empresas se sumen a esta iniciativa, ampliando las funcionalidades disponibles para los usuarios de iPhone en toda Europa.

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