Al cumplirse el segundo aniversario de ChatGPT, OpenAI no solo celebra los éxitos alcanzados por su producto estrella, sino que también reflexiona sobre un periodo marcado por convulsiones internas y desafíos significativos. La firma, que vio la luz el 11 de diciembre de 2015 de la mano de visionarios como Ilya Sutskever, Greg Brockman, Wojciech Zaremba, Andrej Karpathy, John Schulman, Elon Musk y Sam Altman, ha experimentado cambios dramáticos en su estructura directiva, con impactos notables en su estrategia y operaciones.
La historia reciente de OpenAI está llena de giros narrativos dignos de una novela. El episodio más llamativo ocurrió hace aproximadamente un año, cuando Sam Altman fue destituido de su cargo de CEO por la junta directiva, en un movimiento liderado por figuras influyentes como Helen Toner e Ilya Sutskever. Sin embargo, esta decisión fue efímera, ya que la intervención de Satya Nadella, CEO de Microsoft —uno de los principales inversores en OpenAI—, facilitó el retorno de Altman al liderazgo. Esta revuelta interna desencadenó una reestructuración de la junta, culminando con la salida de todos los miembros de la junta salvo Adam D’Angelo, y ya este septiembre de Sutskever y otros miembros clave como Mira Murati.
Sam Altman consolida su liderazgo en OpenAI tras superar grandes retos internos y externos.
Actualmente, la cúpula de OpenAI se ha estabilizado significativamente. Greg Brockman, cofundador y presidente, junto con Wojciech Zaremba, siguen siendo pilares fundamentales en el equipo directivo pero no en la junta, apoyando a Altman en una etapa donde la empresa busca consolidar su liderazgo en el ámbito de la inteligencia artificial. Esta estabilidad ha sido crucial para que OpenAI mantenga su posición en el mercado, con productos innovadores que van desde sistemas de IA multimodal hasta la integración de ChatGPT en plataformas de terceros como Apple y Microsoft. Quizá lo más relevante es que la ‘nueva’ OpenAI tras el terremoto del año pasado es que ha dejado de ser una organización sin ánimo de lucro, y está totalmente orientada a negocio. Han perdido los altruistas tecnológicos como Sutskever, Honer y Tasha McCauley y se ha impuesto la visión de Altman más pensada en ganar dinero.
Pese a la competencia creciente y la salida de importantes figuras, OpenAI ha logrado no solo sobrevivir, sino prosperar. La firma reporta ingresos récord y un aumento sostenido en el número de usuarios, superando los 200 millones de usuarios semanales. Además, ha lanzado iniciativas significativas como Sora, un generador de video rodeado de ciertas controversias y una competencia solvente por parte de Runway, y productos recientes como ChatGPT Search y el modelo de voz avanzado, demostrando el compromiso continuo de la compañía con la vanguardia tecnológica.
Los desafíos no se limitan a la gestión interna. La reciente victoria electoral de Donald Trump y la influencia creciente de Elon Musk presentan nuevos retos regulatorios y políticos que podrían afectar las operaciones y la expansión de OpenAI. La relación entre la política y la tecnología nunca ha sido tan palpable, y la manera en que Altman maneje estos desafíos será decisiva para el futuro de la empresa. Musk fue el principal inversor al inicio de OpenAI y su relación con Altman no es precisamente buena. Ahora Musk influye sobre Trump, y se tendrá que ver si los contratos de la administración Trump com OpenAI van a más o a menos.
OpenAI también ha tomado pasos significativos en el ámbito legal y de derechos de autor, alcanzando acuerdos con medios de comunicación para mitigar disputas legales como la del diario The New York Times, un aspecto crucial para su sostenibilidad a largo plazo. Además, la integración de su tecnología en los productos de gigantes tecnológicos como Apple y Microsoft no solo es un testimonio de su calidad y relevancia, sino que también fortalece su posición en el mercado global. Actualmente el foco está en competir con Google para que las búsquedas sumadas a la IA se las quede ChatGPT con Search y no Google con Gemini.
A medida que OpenAI continúa navegando por estas aguas turbulentas, el liderazgo de Altman y su capacidad para mantener la cohesión interna y adaptarse a los cambios externos serán fundamentales. El segundo aniversario de ChatGPT y, en pocos días, el noveno de OpenAI no solo celebra los logros tecnológicos, sino también la resilencia y adaptabilidad de una de las empresas más influyentes en el ámbito de la inteligencia artificial.
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