La proliferación de herramientas de inteligencia artificial (IA) en el ámbito del diseño gráfico ha desencadenado una ola de controversia en torno a los concursos de carteles municipales en España. Artistas y diseñadores se encuentran en el centro de un debate que cuestiona la legitimidad de sus obras ganadoras, muchas de las cuales se sospecha que han sido generadas o asistidas por IA, desdibujando las líneas entre la creatividad humana y la automatización.
Sergio Iborra Colomer, un ilustrador de Teruel, ha capturado la atención al ganar tres importantes concursos de cartelería en menos de seis meses, un logro que ha levantado sospechas debido a su bajo perfil público y la falta de una cartera de trabajos accesible. Este caso no es aislado; otros artistas como Rubén Lucas García y Juan Diego Ingelmo han sido señalados por su éxito en múltiples concursos, lo que ha generado especulaciones sobre el uso de IA en sus procesos creativos.
La IA revoluciona los concursos de carteles municipales, desatando un debate sobre la originalidad y la ética en el arte digital.
La situación se complica aún más con la admisión de Ángel Ligero, ganador del concurso de carnaval de Badajoz, sobre el uso de herramientas de IA en su obra. Esta revelación ha puesto en jaque la integridad de estos concursos, tradicionalmente vistos como plataformas para la expresión artística y la participación comunitaria.
La normativa de los concursos, que exige originalidad e ineditabilidad en las obras, se ve desafiada por la capacidad de la IA para generar arte a gran velocidad y con variaciones mínimas, lo que plantea interrogantes sobre la autoría y la propiedad intelectual. La dificultad para discernir entre trabajos originales y aquellos asistidos por IA pone en aprietos a los organizadores, especialmente en municipios con recursos limitados para la verificación exhaustiva de las obras presentadas.
La situación ha provocado un clamor en el sector del diseño, con voces que denuncian la desvalorización del arte original y la precarización del trabajo de los ilustradores. La facilidad con la que se pueden generar múltiples propuestas para distintos concursos mediante IA amenaza con saturar el mercado y oscurecer el talento genuino.
Ante este panorama, surge la necesidad de una reflexión profunda sobre el futuro de los concursos de carteles y el papel de la IA en el arte. ¿Deberían las bases de los concursos adaptarse para abordar explícitamente el uso de la IA? ¿Es posible establecer un marco ético que reconozca tanto la innovación tecnológica como la creatividad humana?
La controversia en torno a los carteles municipales destapada por la IA no solo es un reflejo de los desafíos que enfrenta el mundo del arte en la era digital, sino también una oportunidad para redefinir los criterios de valoración artística y fomentar un diálogo constructivo entre tecnología, creatividad y sociedad.
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