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La inversión de Microsoft en OpenAI está bajo la lupa. La reciente inversión de Microsoft en OpenAI, valorada en 13.000 millones de dólares, ha desencadenado una serie de investigaciones por parte de la Unión Europea y el Reino Unido, centradas en posibles violaciones de las leyes antimonopolio. Este movimiento financiero, que refuerza la posición dominante de Microsoft en el campo de la inteligencia artificial, ha suscitado preocupaciones sobre el mantenimiento de un mercado competitivo en este sector en rápida evolución.

La Unión Europea y el Reino Unido ponen en jaque la inversión de 13.000 millones de dólares de Microsoft en OpenAI, cuestionando la competencia justa en el emergente mercado de la inteligencia artificial.

Según informa TechCrunch, la Unión Europea está examinando si esta inversión cae bajo las regulaciones de fusión del bloque, una revisión que surge tras el turbulento episodio en OpenAI a finales de noviembre, cuando la junta directiva votó por destituir al fundador y CEO Sam Altman. Microsoft intervino en este conflicto, ofreciendo a Altman y a otros empleados de OpenAI puestos en su empresa. Este incidente culminó con el regreso de Altman y la reconfiguración de la junta directiva, donde Microsoft obtuvo por primera vez un asiento no votante.

El interés de los reguladores de competencia se ha intensificado debido a la participación continua de Microsoft en OpenAI, donde posee el 49% de la entidad con fines de lucro controlada por una organización sin ánimo de lucro a la que pertenece la junta. La Comisión Europea, además, está revisando acuerdos entre grandes jugadores del mercado digital y desarrolladores de IA para evaluar su impacto en la dinámica del mercado.

Por otro lado, Brief News reporta que la Comisión Europea y la autoridad de competencia del Reino Unido han iniciado investigaciones para decidir si estas dos gigantes tecnológicas están en una «situación de fusión relevante». La Comisión también ha invitado a empresas tecnológicas a reportar problemas de competencia en la industria de la IA, con un plazo hasta el 11 de marzo para presentar sus respuestas.

Este escrutinio regulatorio no solo cuestiona la independencia operativa entre Microsoft y OpenAI, sino que también plantea dudas sobre el futuro de la colaboración en el desarrollo de la inteligencia artificial. La resolución de estas investigaciones podría tener consecuencias legales significativas y afectar la estrategia de IA de Microsoft.

 

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