La era digital ha traído consigo una nueva preocupación para los padres: la seguridad de las imágenes de sus hijos en internet. Un reciente artículo de The Washington Post aborda este tema, destacando los riesgos asociados con compartir fotos y videos de menores en sitios web y aplicaciones de redes sociales. Estos riesgos incluyen el uso indebido por parte de extraños y el acoso, así como la creciente amenaza de las herramientas de inteligencia artificial que pueden crear ‘deep fakes’ a partir de imágenes reales.
El artículo cita casos preocupantes donde estudiantes de secundaria han utilizado herramientas de IA para crear imágenes sexualizadas de sus compañeros a partir de fotos originales. Estos incidentes subrayan la facilidad con la que la identidad digital de un menor puede ser manipulada y utilizada de manera inapropiada.
Eliminar completamente una imagen o video de internet es una tarea casi imposible. Las imágenes se comparten y vuelven a compartir, se respaldan y archivan, o pueden guardarse y compartirse en chats encriptados o en la dark web. Incluso eliminar una foto de los resultados de búsqueda de Google no significa que se elimine del sitio web que la aloja.
En un mundo donde la inteligencia artificial y la privacidad digital son cada vez más relevantes, los padres enfrentan el desafío de proteger las imágenes de sus hijos en línea.
Las grandes empresas tecnológicas como Google, TikTok, Facebook e Instagram tienen sistemas para solicitar la eliminación de imágenes. Sin embargo, hay excepciones y no todas las fotos pueden ser removidas. Además, a medida que los niños crecen, pueden surgir conflictos sobre su propia autonomía para compartir imágenes en línea.
Para encontrar las imágenes que se desean eliminar, se recomienda comenzar con búsquedas en Google del nombre del menor, revisar cuentas de redes sociales propias, de familiares, escuelas o clubes. También se puede realizar una búsqueda inversa de imágenes en Google. Sin embargo, las empresas de detección de rostros como Clearview AI y PimEyes, aunque pueden encontrar coincidencias en internet, no están diseñadas para ayudar a las personas a controlar su propia privacidad.
Mirando hacia el futuro, es más fácil establecer reglas para compartir imágenes que limpiar el pasado. Para los niños más pequeños, la responsabilidad recae en los adultos a su alrededor. Compartir imágenes y videos de forma privada, en chats encriptados como iMessage o Signal, o en redes sociales con opciones que «desaparecen» como Instagram Stories, puede ser una forma segura. Es importante comunicar claramente estas preferencias a los miembros de la familia extendida.
A medida que los niños entran en la adolescencia, es probable que deban tomar algunas de estas decisiones por sí mismos. Proporcionarles toda la información y el apoyo que necesiten para tomar buenas decisiones es crucial, ya sea para iniciar un canal de YouTube o simplemente aparecer en el feed de Instagram de un amigo.