Por primera vez, la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, encargada de celebrar los prestigiosos premios Óscar, ha incluido una mención sobre el uso de la inteligencia artificial en sus reglas para poder optar al premio.
Lejos de establecer una regulación concreta o requerir transparencia obligatoria sobre su utilización, la institución ha optado por una postura ambigua: el uso de IA, por sí solo, “ni ayuda ni perjudica” a una película en su camino a una posible nominación. Dentro de las reglas se ha incluido el siguiente texto: «Con respecto a la inteligencia artificial generativa y otras herramientas digitales empleadas en la elaboración de la película, dichas herramientas ni ayudan ni perjudican las posibilidades de obtener una nominación. La Academia y cada uno de sus departamentos juzgarán el logro, teniendo en cuenta el grado en que un ser humano estuvo en el centro de la autoría creativa al elegir la película que se premiará».
Este cambio, que entrará en vigor para la 98.ª edición de los premios, representa un hito en la adaptación de Hollywood a las tecnologías emergentes. Según las nuevas directrices, cada rama de la Academia evaluará los logros cinematográficos considerando el grado en que un ser humano haya estado en el centro de la autoría creativa. Es decir, lo que se valorará no es la herramienta en sí, sino cómo y para qué fue utilizada dentro de la obra.
En este nuevo marco normativo, la Academia no ha exigido a los cineastas revelar si emplearon IA, una decisión que ha generado críticas entre quienes piden mayor transparencia. Sin embargo, el hecho de incluir una referencia formal en las reglas puede interpretarse como un reconocimiento oficial del fenómeno y una advertencia implícita: la innovación tecnológica no sustituye la autoría humana.
Algunos premiados han usado IA en sus películas
Esta actualización llega tras controversias recientes, como el caso de «The Brutalist», donde se utilizó IA para mejorar el acento húngaro de Adrien Brody, quien ganó el Óscar al Mejor Actor. De manera similar, en «Emilia Pérez» se emplearon herramientas de clonación de voz para perfeccionar las interpretaciones vocales. Estos ejemplos han generado debates sobre la ética y la autenticidad en el uso de la IA en el cine.
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