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Últimamente escucho afirmaciones relativas a que los cambios que generará en el trabajo y en la sociedad la Inteligencia Artificial se asemejan a los de la primera revolución industria del siglo XVIII, ya que aquella al igual que la IA, cambió definitivamente la forma en la que se realizaba todo a pesar de la conocida resistencia humana a los cambios. Si bien la afirmación puede ser acertada a tenor que tanto la Primera Revolución Industrial como la actual revolución de la IA están transformando la manera en que trabajamos, producimos y organizamos la sociedad, no se pueden olvidar que la Revolución Industrial reemplazó principalmente la fuerza humana por máquinas impulsadas por vapor y energía mecánica mientras que la IA no solo automatiza tareas físicas, sino también procesos cognitivos.

Sin lugar a dudas la IA al igual que la invención de la máquina de vapor de James Watt ofrece oportunidades y desafíos que son disruptivos pero afirmar que los cambios que generará las IA son similares es simplista, ya que no considera que la IA está transformando la cognición humana, la toma de decisiones y la estructura social, lo que la hace potencialmente más disruptiva. Precisamente por el hecho de ser capaz de modificar no solo la producción sino también la toma de decisiones y la creatividad humana sus implicaciones pueden ser enormes, por ello no podemos centrarnos únicamente en términos asociados a la magnitud del cambio y la transformación del trabajo en un entorno en el que la velocidad del cambio es muy grande debido a la interconectividad global y el acceso instantáneo a nuevas tecnologías, lo que plantea cuestiones en torno a la privacidad, el sesgo algorítmico y la concentración del poder tecnológico en pocas manos.

Adicionalmente debe considerarse que la IA tiene el potencial de desplazar humanos de trabajos cognitivos por lo cual pueda generar un desempleo estructural importante al existir serias dudas si se crearán suficientes nuevos empleos para compensar los que se pierdan, lo cual representa un desafío social y económico mucho mayor que el de la primera revolución industrial. 

Afrontar este riego potencial, obliga a actuar de forma poliédrica prestando atención, de acuerdo a las tendencias actuales, a cuatro ejes. El primero es en la educación y la formación, revisando la totalidad de los planes de estudio, fomentando el reskilling y upskilling en habilidades complementarias a la IA, como pensamiento crítico y creatividad e impulsar educación tecnológica accesible. El segundo reducir la jornada laboral, fomentar el trabajo híbrido. El tercero evaluar la fiscalidad a los robots e IA. El cuarto impulsar empleos en economía verde, salud digital, turismo Smart y emprendimiento en IA.

La tecnología avanza aceleradamente, la IA ha llegado para quedarse, abordar sus desafíos y oportunidades es requerido lo que comporta conocerla, invertir significativamente en su desarrollo y uso para no estar expuestos a dependencia de terceros y, a la vez, implementar marcos jurídicos y éticos para asegurar que su desarrollo y aplicación sean beneficiosos para todos. La Unión Europea no debería cruzarse de manos y resignarse a ser periferia en un mundo donde la tecnología y la IA, hoy por hoy, está en EUA y China.

Antoni Garrell Guiu

Ingeniero industrial especialista en temas de tecnología, innovación y economía del conocimiento.

Ingeniero industrial especialista en temas de tecnología, innovación y economía del conocimiento.
Antoni Garrell Guiu

Ingeniero industrial especialista en temas de tecnología, innovación y economía del conocimiento.