The Brutalist, dirigida por Brady Corbet y protagonizada por los actores Adrien Brody y Felicity Jones, ha generado debate por el uso de IA en varias etapas de la producción. La película ha sido ganadora de múltiples premios, incluida su presencia en el Festival de Venecia y los Globos de Oro, y ahora está nominada a los Óscar. Narra la vida de László Tóth, arquitecto húngaro-judío que emigra a Estados Unidos en los años 40 tras sobrevivir al Holocausto. Pero la polémica no gira en torno a su trama o actuaciones, sino al empleo de la inteligencia artificial para afinar diálogos y crear imágenes.
¿Qué se hizo con IA?
Según Dávid Jancsó, editor de la película, se ha utilizado la herramienta Respeecher para ajustar los diálogos en húngaro de los protagonistas, un idioma que los actores no acaban de dominar. El software ha permitido adaptar la pronunciación de Adrien Brody y Felicity Jones para que sonara más auténtica, basándose en grabaciones de sus voces y contribuciones del propio Jancsó, que es hablante nativo. Este proceso, que podría haberse realizado manualmente con software convencional, ha sido más ágil gracias a la IA, reduciendo el tiempo de postproducción.
Se ha usado IA para generar edificios por restricciones presupuestarias
La producción también ha recurrido a IA generativa para diseñar algunos dibujos y edificios que aparecen en las escenas finales de la película. Esta decisión, según el equipo, ha estado motivada por restricciones presupuestarias. Las herramientas les han permitido añadir detalles visuales que habrían sido mucho más caros de crear de forma tradicional.
¿Autenticidad comprometida?
El director Brady Corbet ha defendido la decisión, asegurando que el uso de IA no ha alterado la esencia de las interpretaciones de los actores, sino que ha buscado preservar la autenticidad en otro idioma. Aún así, las opiniones de la audiencia se han dividido. Para algunos, la intervención en aspectos tan subjetivos como la voz o la apariencia de los actores puede degradar la credibilidad de sus actuaciones. Louis Heaton, académico de cine, destaca que mientras los retoques visuales menores son aceptados, el uso de IA en actuaciones pone en duda la autenticidad de la creatividad en el cine.
Más allá de The Brutalist
El caso de The Brutalist no es el único. La película Emilia Pérez, dirigida por Jacques Audiard, también ha recibido críticas por usar Respeecher para fusionar las voces de dos intérpretes. Figuras como Paul Schrader han reconocido el potencial de herramientas como ChatGPT para generar ideas creativas, argumentando que estas tecnologías podrían optimizar procesos sin comprometer la calidad artística.
La controversia sobre IA en el cine refleja tensiones que llevan preocupando hace tiempo en la industria. Está la parte positiva: las herramientas tecnológicas prometen reducir costes y democratizar la producción cinematográfica; pero hay otra parte que da más miedo, y son las preocupaciones sobre la sustitución de talento humano y la pérdida de autenticidad. Este tema ha sido central en las huelgas de guionistas y actores en Hollywood, donde el uso de dobles digitales y sintetizadores de voz figura como una de las mayores inquietudes.
La clave está en encontrar el equilibrio entre la innovación y la autenticidad, uno de los pilares del cine que tanto lo definen y no podemos perder.
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