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El anuncio de controles de exportación sobre chips avanzados de IA, por parte de la administración de Biden en Estados Unidos, ha encendido una polémica que va a influir en la política industrial durante los próximos meses.

Los nuevos controles, que prohíben la exportación de ciertos chips y modelos de IA a la mayoría de los países, excepto a 18 países aliados, buscan reforzar la seguridad frente a potencias rivales como China, introduciendo un régimen de licencias para regular las exportaciones.

El periodo de consulta de 120 días abierto por el Departamento de Comercio, liderado por Gina Raimondo, ofrece a la industria una oportunidad para negociar ajustes. La controversia se basa en torno a la cuestión de que si estas regulaciones realmente fortalecen la seguridad nacional o si, por el contrario, comprometen la competitividad de las empresas estadounidenses en un sector tan importante como este.

Críticas desde la industria

Agentes fundamentales como Nvidia y la Asociación de la Industria de Semiconductores (SIA) han expresado su descontento. Nvidia ha señalado que las restricciones afectan tecnologías ampliamente disponibles en productos de consumo como PCs para gaming, lo que genera un «laberinto legal» para los fabricantes. Según Tim Teter, vicepresidente ejecutivo de la compañía, las normas incluyen términos ambiguos sobre chips destinados a centros de datos, incrementando el riesgo e incertidumbre en el sector.

Por su parte, la SIA advirtió sobre las «consecuencias no deseadas» de estas medidas. La organización recordó que ya existen normativas para limitar las exportaciones de chips avanzados, y propuso enfoques alternativos, como expandir el acceso a mercados aliados y priorizar exportaciones legítimas y beneficiosas de IA.

Una lucha más amplia

Estas medidas muestran la creciente preocupación por la transferencia tecnológica hacia China, en particular a través del contrabando y terceros países. En este sentido, el régimen de licencias busca incrementar la transparencia y el control sobre los envíos. Aun así, la industria teme que las restricciones no sólo no logren frenar el acceso chino, sino que terminen afectando a las propias empresas estadounidenses, debilitando su liderazgo global. El Instituto de Tecnología de la Información y la Innovación (ITIF) ha sugerido que limitar el acceso a chips y modelos podría resultar en consecuencias económicas negativas para Estados Unidos, mientras que ampliar la cooperación con aliados podría ser una solución más efectiva.

Decisión crucial para el futuro de EE.UU

El próximo gobierno republicano tendrá que examinar estas preocupaciones mientras aborda su agenda económica. Si bien la administración de Biden implementó estas medidas con un objetivo claro de proteger los intereses de seguridad nacional, la presión de las empresas tecnológicas será determinante en su revisión. El resultado de este debate marcará el rumbo no sólo de la industria, sino de las relaciones comerciales y estratégicas de Estados Unidos con el resto del mundo.

Foto de Alexandre Debiève en Unsplash

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