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(En primer lugar, queremos expresar la solidaridad de Paréntesis.Media con las víctimas de las catastróficas inundaciones del Levante español, en las que al menos 180 personas han perdido la vida).

La crisis climática: una evidencia

Ya casi nadie discute que la concatenación, cada vez más frecuente, de fenómenos naturales extremos es consecuencia del cambio climático. Episodios como los de esta semana en España empiezan a ser habituales en muchos puntos del planeta. Este tipo de eventos nos recuerda que estamos enfrentando un desafío urgente y creciente.

También es evidente que tanto las instituciones globales, los gobiernos de los países, como las asociaciones no gubernamentales, han fracasado en el objetivo de frenar el calentamiento global. Vendemos el futuro a cambio de intereses a corto plazo y el crecimiento sin límites. Pero hay que asumir la realidad: muchos países han elegido «el pan para hoy» aunque sea a cambio de «hambre para mañana».

Un plan B

No es nada fácil, pero debemos reconocer que la inteligencia humana hasta ahora no ha logrado generar el consenso necesario para tomar medidas drásticas que salven el planeta. Hay que preparar un plan B: la inteligencia artificial.

Podemos utilizar la IA para llegar al mismo objetivo explorando alternativas innovadoras, como optimizar el uso de recursos y mejorar la eficiencia energética. No hay garantía de resultados, pero tampoco hay un plan C.

La IA puede ayudar

De entrada, la IA predictiva puede trabajar para generar alertas muy precisas que nos permitan esquivar los efectos indeseados de la meteorología, como inundaciones, tormentas y olas de calor. Este tipo de medidas preventivas pueden ser clave para salvar vidas y minimizar el impacto de los desastres naturales.

Además, si la IA está trabajando para encontrar remedio a muchas enfermedades humanas, también deberíamos asignarle la tarea de buscar soluciones para los problemas del propio planeta, como la degradación de los ecosistemas o la pérdida de biodiversidad.

Los humanos debemos utilizar todas las herramientas a nuestra disposición para salvar nuestro mundo, y la más potente hasta el momento es la IA, siempre asegurándonos de un uso ético y responsable de la misma.

¿Se os ocurre otra solución?