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La decisión de Bezos de frenar el apoyo del Washington Post a Kamala Harris genera polémica en la prensa estadounidense. «Esto es cobardía, con la democracia como víctima», denuncia el exdirector Martin Baron.

The Washington Post se preparaba para anunciar su apoyo a Kamala Harris en su candidatura presidencial frente a Donald Trump. Sin embargo, una orden inesperada desde las más altas esferas cambió el rumbo de uno de los periódicos más influyentes de EE. UU. Jeff Bezos, propietario del diario y fundador de Amazon, decidió que el Post no respaldaría a ningún candidato en estas elecciones, ni en futuras contiendas presidenciales, poniendo fin a una tradición que se remonta a 1976. La medida, que también se dio la semana pasada en Los Angeles Times, ha desatado reacciones en la redacción del periódico y en toda la industria mediática.

La decisión fue comunicada oficialmente por el consejero delegado de The Washington Post, William Lewis, a través de una columna en el propio periódico. Lewis defendió la nueva postura del diario argumentando que el periódico “vuelve a sus raíces” al recuperar una supuesta neutralidad original. Citó como antecedente que el periódico se había abstenido de apoyar públicamente a candidatos hasta 1976, cuando apoyó a Jimmy Carter tras el escándalo Watergate. Desde entonces, el Post había expresado su respaldo en cada elección presidencial, siendo uno de los medios que apoyaron abiertamente a los rivales demócratas de Trump en 2016 y 2020.

«Nuestro trabajo en The Washington Post es ofrecer información imparcial a través de la redacción y puntos de vista que inviten a la reflexión,» justificó Lewis. Muchos dentro del diario y en la industria consideran esta decisión como un error crítico, en particular en un momento en que se percibe una amenaza a los valores democráticos en Estados Unidos.

El enfado en la redacción: voces de protesta

La determinación de Bezos ha provocado un profundo malestar dentro del equipo editorial y en otros sectores del Washington Post. Columnistas veteranos han publicado artículos críticos señalando que el retiro de apoyo es un abandono de los valores y principios que el periódico ha defendido. Uno de los más destacados, Martin Baron, exdirector del periódico, lo calificó como “cobardía” y expresó su temor de que esta medida dé alas a Trump y su entorno para intimidar aún más a la prensa y a sus propietarios.

En un comunicado conjunto, nueve columnistas del periódico criticaron la decisión señalando que el consejo editorial del Post, con 228 años de experiencia acumulada, debería tener la libertad de expresar sus valores democráticos y alertar a los lectores sobre los riesgos que podría representar un segundo mandato de Trump. La carta de los columnistas resume su postura con una advertencia: “Renunciar a la tradición de apoyar a un candidato podría interpretarse como un acto de neutralidad; sin embargo, esta no es una elección ordinaria”.

El sindicato del periódico también alzó la voz, acusando a la dirección de intervenir en las decisiones editoriales para imponer una postura que, según los trabajadores, responde a presiones externas y va en contra del espíritu del medio. El sindicato denunció que “ya se están viendo cancelaciones de lectores leales” y añadió que “la decisión de Bezos socava el trabajo y la credibilidad de nuestros miembros en el consejo editorial”.

Cancelaciones de suscriptores y críticas públicas

La decisión de The Washington Post no solo ha afectado internamente al diario. En redes sociales y en la prensa estadounidense, figuras relevantes han mostrado su descontento. Uno de los casos más destacados es el del escritor Stephen King, quien tuiteó su decisión de cancelar su suscripción tras cinco años como lector del Post.

Los periodistas veteranos Bob Woodward y Carl Bernstein, conocidos por su papel en el caso Watergate, también expresaron su preocupación. Ambos señalaron que el periódico, bajo la propiedad de Bezos, ha realizado investigaciones sobre los riesgos de un segundo mandato de Trump para la democracia, por lo que este cambio en la política editorial resulta “sorprendente y decepcionante”. Según ellos, “ignorar la abrumadora evidencia informativa es darle la espalda a los principios de libertad de prensa”.

El impacto de esta medida también ha alcanzado a la industria mediática más allá de The Washington Post. Los Angeles Times, bajo la dirección de Patrick Soon-Shiong, también optó por no respaldar a ningún candidato, alegando que tomar una postura clara podría contribuir a la división social que vive el país. En una declaración recogida por la agencia Associated Press, Soon-Shiong explicó que consideraba preferible proporcionar a los lectores información suficiente para tomar su propia decisión.

El fantasma de la autocensura

Analistas y expertos en medios interpretan esta falta de apoyo como un síntoma de autocensura. El cambio en la política de apoyo del Washington Post y Los Angeles Times refleja un giro en la manera en que algunos medios de comunicación están eligiendo navegar la polarización política en Estados Unidos. Ambos periódicos, históricamente inclinados hacia una postura crítica contra Trump, han optado ahora por una línea que sus críticos consideran una neutralidad forzada en un momento de extrema división.

Para muchos, el riesgo de una presidencia de Trump implica consecuencias directas para la libertad de prensa y la independencia de los medios. Esta postura puede ser entendida por Trump y sus seguidores como una señal de debilidad. En un contexto donde el periodismo ha jugado un rol crucial para defender la transparencia y la democracia, el paso atrás de estos medios se percibe como una rendición innecesaria.

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