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En un mundo donde la inteligencia artificial (IA) se integra cada vez más en nuestras vidas, el tecnooptimismo emerge como una corriente que ve en la ciencia y la tecnología la clave para resolver los grandes desafíos sociales y ambientales sin necesidad de replantear las estructuras económicas o los estilos de vida occidentales. Según Michael Spencer en su artículo para AISupremacy, estamos en un punto de inflexión en nuestra relación con la tecnología, que nos ofrece mayor comodidad, utilidad e interoperabilidad, potenciando nuestra productividad y creatividad.

La IA no solo mejora las relaciones con los clientes, generando mayores márgenes y oportunidades de crecimiento, sino que también promete transformar funciones empresariales, reducir costos y revolucionar los ciclos de productos, servicios e innovación. Pero, ¿qué significa esto para el futuro del trabajo y la economía global?

David Autor, economista laboral del MIT, sugiere que, lejos de agotarse, el mercado laboral se verá revitalizado por la IA, con la creación de nuevos empleos y la transformación de los existentes. La IA podría ser un motor de crecimiento, especialmente en países con demografías jóvenes y en desarrollo, como India, que podrían convertirse en los nuevos centros de la economía global impulsada por la IA.

La pregunta que surge es: ¿Cómo nos adaptaremos a esta nueva era de IA? ¿Estamos preparados para abrazar el cambio y aprovechar las oportunidades que ofrece la IA para el crecimiento económico, la innovación y la mejora de la calidad de vida? La respuesta a estas preguntas dependerá de nuestra capacidad para integrar la IA de manera ética y equitativa en la sociedad, asegurando que sus beneficios alcancen a todos los sectores de la población.

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